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El proyecto de protección de las posidonias navega también en busca de delfines en Adra

El proyecto de protección de las posidonias navega también en busca de delfines en Adra

¿Cuántas veces hemos llegado a la playa y hemos visto la orilla llena de algas y hemos pensado que qué sucio está todo?

Laura Montalvo

Viernes, 6 de mayo 2016, 11:18

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Y ¿cuántas veces desde las administraciones se limpian esos restos secos que copan algunas playas?

Pues es una mala práctica para el medio ambiente y para la propia playa. Resulta que esos restos de algas son en realidad arribazones, restos de la planta protegida Posidonia, que se encuentra en el Mediterráneo, y el 90% de sus praderas están en la provincia de Almería.

Para desarrollarse en condiciones normales, las praderas de Posidonia necesitan aguas de buena calidad, no contaminadas, limpias, transparentes y bien oxigenadas. Por tanto, su presencia es representativa de la calidad de las playas en las que aparece. Estas praderas son el hogar de unas 1.400 especies vegetales y animales y forman una verdadera barrera biológica que impiden al mar llevarse la arena de las playas, función que también cumplen esos arribazones en la orilla.

Y en una zona como Adra, donde desde hace años se está sufriendo esta erosión de la costa en barriadas como El lance, Guainos o La Caracola, es indispensable conocer esto. «Entiendo que puede afear la playa, pero esos arribazones son vitales para mantenerla, por eso yo propondría que durante el invierno no se retiraran los que lleguen a la orilla y en verano que se aparten a alguna zona, pero que no se retiren. Es una defensa natural, pensad que en un dragado un metro de arena cuesta 1.200 euros», según opina Carolina, bióloga y técnico en el proyecto Life Posidonia.

La presencia de arribazones en primera línea de costa amortigua el impacto de las olas sobre la orilla, controlando la regresión y perdida de arena de la playa, y sirven de alimento a infinidad de crustáceos y moluscos, que a su vez son comidos por las aves. En la naturaleza todo está estudiado y todo tiene un sentido. Así se trata de divulgar en este proyecto que ha llevado hasta el Museo del Mar de Adra una exposición itinerante formada por varios paneles explicativos, un vídeo y material escolar para que los vecinos conozcan esta planta y sus beneficios y aprendan a respetarla.

Goleta Else

La muestra se completa con un paseo por el mar a bordo de la goleta Else, de la Asociación ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste).

Es una embarcación de 15 metros de eslora, construida en 1951, y que ha sido restaurada por la asociación para el desarrollo de actividades de conservación, sensibilización y seguimiento del medio marino. IDEAL tuvo la oportunidad ayer de compartir junto a una familia de Adra una excursión por el Mediterráneo, y nos contaron que este barco había sido incautado por la Guardia Civil en un alijo de hachís y se lo han cedido a ANSE, que lo ha recuperado, ha realizado importantes mejoras en el velero, desde el cambio de los palos mayor y mesana y las jarcias para maniobra hasta la reforma de parte de la regala o la maquinilla del ancla entre otras, que dan más seguridad a las navegaciones y han mejorado la habitabilidad del barco. En Adra lo dirigen Carlos, el capitán, y David, un marinero.

Una vez en la embarcación, Carolina, la técnica de Life, recordó la importancia de la posidonia, aunque ya advirtió de que en la excursión no la veríamos, porque es una planta que necesita luz y por eso no la vemos si navegamos a más de 50 metros de profundidad. Lanzó un SOS ante el peligro de desaparición de esta planta por la acción del hombre, bien con la pesca ilegal de arrastre o fondeos, con lo que se arrancan muchas plantaciones «y necesitan un año para crecer un centímetro». Por ello, este proyecto incluye la dotación de boyas flotantes en zonas donde no hay posidonia para indicar a los barcos en el Mediterráneo que ahí sí pueden fondear y se colocarán arrecifes para que no entren los barcos de arrastre a zonas protegidas.

Y justo cuando la técnico terminó de dar su explicación, Carlos, el capitán, hizo sonar la bocina para advertir de un avistamiento de delfines y las trece personas que iban a bordo de la goleta corrieron a proa y a popa para disfrutar de un singular espectáculo.

Para muchos, como Rosa, era la primera vez que veían a estos animales en su hábitat natural. Y para Carolina, que se dedica al estudio de estos animales, fue una jornada muy productiva, ya que pudo sacar numerosas fotos de las aletas de estos delfines mulares (que como las posidonias, son especies protegidas), con las que se identifican a los animales para su estudio y hacer un seguimiento.

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