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Nicolás Vargas y Elena Rodríguez celebran sus bodas de oro

Nicolás Vargas y Elena Rodríguez celebran sus bodas de oro

El domingo 19 de agosto fue un día muy especial para Nicolás Vargas y Elena Rodríguez, y para su familia, ya que celebraron sus bodas de oro.

Laura Montalvo

Viernes, 6 de mayo 2016, 12:12

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La familia es de Guainos y segun cuenta su hija Pilar "fue una ceremonia preciosa, muy emotiva en la que participamos toda la familia. Cuando fui a hablar con el sacerdote para organizarlo me sorprendió gratamente su cooperación para el acto, se puso a disposición nuestra para lo que necesitaramos.Así se organizó que todos participáramos en la ceremonia:los nietos pequeños llevaron las arras, otros los anillos, mi hijo leyó la poesia que mi padre escribio para el momento, mi hija llevó el ramo a la novia, y nosotros sus hijos les dijimos unas palabras muy emotivas y sentidas desde el corazon que con todo el momento fue maravilloso, lo disfrutamos mucho".

Este año que hacian las bodas de oro se daba la circunstancia de coincidir el 19 de agosto en domingo como cuando ellos se casaron en 1962 y en la misma iglesia, La Inmaculada concepción de Adra,donde tambien celebrarón las bodas de plata a los 25 años.

Para la ocasión, Nicolás escribió una preciosa poesía en la que recordaba cómo nació su amor y cómo ha ido evolucionando su relación. Todo un ejemplo::

Nací en el treinta y seis

con la guerra ya presente

es fácil de imaginar

qué futuro inteligente.

En lo primero de la vida

el cuidado es especial

cuál podría ser el cuidado

cuando las bombas amenazan.

Las sirenas anunciaban

que los aviones venían

y las personas de la aldea

hacia la maleza corrían.

Mi hermana de ocho años

era la que me cuidaba

cuando a la maleza corría

como se las arreglaba.

Con este ambiente crecí

hasta poder recordar

que la guerra terminaba

y lo pudimos contar.

Le he dado gracias a Dios

desde que lucidez he tenido

en todos los pasos de mi vida

el señor a mi lado ha ido.

Con esta hermosa compaña

nada he tenido que temer

donde quiera que haya estado

me he sentido feliz con él.

Así terminó la niñez

y empezó la adolescencia

eran muchas las jóvenes

que tenían buena presencia.

Eran todas tan bonitas

que a la hora de elegir

no cambia más que el nombre

así se podría decir.

Con el señor a mi lado

no me podía equivocar

me aconsejó que eligiera

una de mi igual pensar.

Yo buscaba el momento

para declararle mi amor

y como lo prefería

este momento llegó.

Era el ocho de septiembre

día de la Virgen del Mar

y para mejores señas

fiestas de San Nicolás.

Iban a embarcar a la Virgen

en el puerto la buscaba

y me dijo una señora

ahí van unas muchachas,

yo miré hacia el lugar

donde ella me indicaba

y te vi sonriente

lo hermosa y guapa que estabas.

Después de hablar un momento

de lo que nos rodeaba

llevé la conversación

a lo que nos interesaba.

Quiero aclarar esta noche

lo que por nosotros pasa

lo que te dicen mis ojos

sin necesidad de palabras.

Tu respuesta fue positiva

a ti igual te pasaba

que te sentías feliz

cuando a mi lado estabas.

Una traca de cohetes

el cielo lo iluminaba

y es que del Cielo vino

el amor que nos esperaba.

Felices y convencidos

y a la vez tan deseada

por el amor tan grande

que de nosotros emanaba.

Yo con mucha seriedad

como si con experiencia hablara

ahora nos falta firmar

lo que acordamos de palabras.

Con una bella sonrisa

y con más sobrada gracia

dónde se encuentra el papel

para firmar esta causa.

Yo buscando soluciones

sobre lo que se trataba

la firma de amor es un beso

que engrandezca nuestras almas.

Tu respuesta fue el silencio

te pusiste sonrojada

en seguida adiviné

lo que por ti pasaba.

Por un lado lo preferías

por el otro lo rechazabas

las vivencias de aquellos días

estaban muy valoradas.

Nuestro amor continuó

como había empezado

en todo nuestro buen hacer

el señor nos ha acompañado.

Cuando me tocó el momento

del servicio militar

como un buen español

a Mahón yo fui a parar.

A partir de la distancia

que nos había tocado vivir

nuestro amor fue en aumento

así se puede decir.

Después de ya licenciado

en el matrimonio pensábamos

trabajábamos duro y fuerte

para construir la casa.

A los tres años de esfuerzo

la casa ya la teníamos

para crear una familia

con la mayor alegría.

El diecinueve de Agosto

del año sesenta y dos

fue el día que elegimos

para bendecir nuestro amor.

Esta fecha ya llegó

todos llenos de alegría

el Señor nos acompañaba

todas las horas del día.

El dieciséis de agosto

del año sesenta y tres

nuestro amor su fruto daba,

nacía una hermosa niña

que nuestro amor la aumentaba.

Crecía sana y hermosa

y cualquiera que llegaba

le llamaba la atención

aquel que la contemplaba.

El día catorce de abril

del año sesenta y nueve

Dios nos volvía a premiar

dándonos otro hermoso hijo

de igual forma deseado.

Ellos crecían unidos

por los vecinos admirados

por los hermosos que eran

y por lo bien educados.

Así el tiempo corrió

hasta el año setenta y cinco

el día cinco de junio

nació nuestro tercer hijo.

Los tres vivían dichosos

en la felicidad del hogar

ellos han contribuido

en poderlo mejorar.

Lo que yo me había propuesto

con entusiasmo e ilusión

en crear una familia

que en el centro esté Dios.

Lo que yo me había propuesto

mis hijos lo han continuado

todos los pasos de su vida

el Señor va a su lado.

A los veinticinco años

Dios nos volvió a bendecir

siendo las bodas de plata

y sentirnos tan feliz.

Ahora a los cincuenta años

que esta vida comenzamos

son las bodas de oro

que al Señor agradezcamos.

Te damos gracias señor

por habernos ayudado

por tenernos tan felices

y permanecer a nuestro lado.

Así espero que continúes

con toda mi descendencia

que sean objeto del buen hacer

donde se halle su presencia.

A finales de mis días

espero estar a tu lado

para subir al Cielo

con tu compaña a mi lado.

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