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Luisa posa con su madre, que estuvo a su lado el día de la exposición en el jardín de la residencia. M. T.
«Adra tiene atardeceres que nada tienen que envidiarle a los del resto del mundo»
ADRA

«Adra tiene atardeceres que nada tienen que envidiarle a los del resto del mundo»

ENTREVISTA ·

Luisa Rodríguez, empleada de Clece, ha donado sus fotografías a la residencia de mayores Ciudad de Adra para hacerles un regalo con motivo del vigésimo aniversario del centro

María Torres

Adra

Viernes, 24 de marzo 2023, 13:46

Las habitaciones de la residencia de mayores Ciudad de Adra lucen, desde esta misma semana, un trocito de la esencia de la ciudad milenaria, de su mar, de su luz y de su sol. Alrededor de 40 fotografías realizadas por Luisa Rodríguez, empleada de la empresa Clece, han sido cedidas al centro con motivo de su vigésimo aniversario. Un detalle para ellos y «un regalo para mí», reconoce esta fotógrafa aficionada.

-¿Cómo surgió la idea de regalar a los mayores una fotografía suya?

-Me lo planteó Clece, que gestiona la residencia desde hace 20 años y es la empresa para la que trabajo como coordinadora de Ayuda a Domicilio en Berja , y acepté. Me pareció un detalle muy bonito para los mayores. Primero se expusieron en el jardín de la residencia el día de la celebración del aniversario y luego se repartieron por el centro. Cada mayor pudo elegir la que más le gustaba para su habitación.

-¿Por qué lo ha hecho?

-Para mí es un orgullo que valoren mis fotografías y que, así, se mantengan en el tiempo y se vuelvan inmortales. Hay imágenes de Adra, del mar, de sus atardeceres, de barcos… Los compañeros me dicen que, gracias a este gesto, los mayores tienen hoy una ventana al mundo a través de mis fotos. Hay algunos hasta me han pedido alguna foto. La acogida ha sido espectacular. Estoy como en una nube.

-¿De dónde le viene esa afición por la fotografía?

-Empecé hace 13 años. Soy autodidacta. Es mi forma de desconectar del trabajo y conectar con la naturaleza, de relajarme. Necesitaba una distracción más allá del deporte. Primero empecé a tomar fotos con un móvil, luego con una cámara compacta y ahora tengo una 'Réflex'. He roto ya varias de tanto usarlas.

-¿Por qué siente especial debilidad?

-Por el parque natural Cabo de Gata, por sus atardeceres, su luz, por el color de su mar y la claridad del agua. También por Adra. Adra tiene atardeceres que nada tienen que enviarle a los del resto del mundo.

-¿Y qué intenta transmitir en cada instantánea?

-Busco que la gente vea lo que veo yo, que valore lo bonito de un atardecer, la importancia de observar y de saborear el momento. Es una filosofía de vida para mí. Por este motivo las comparto en redes sociales, salvo las que presento a concursos, o las envío a las cadenas de televisión.

-Son incontables las veces que se ha promocionado el nombre de Adra, del parque de Cabo de Gata y de la provincia en su conjunto en Andalucía y en España gracias a este gesto. ¿Qué gana con ello?

-Detrás de cada fotografía que envío hay mucho trabajo, pero a mí no me gusta cobrar por nada. La simple mención me satisface.

-¿Cuáles son los ingredientes de una buena fotografía desde su punto de vista?

-Hay que tener paciencia y salir a la calle siempre con una cámara o un móvil que haga buenas fotos. Nunca sabes cuándo puede aparecer el momento. Para mí, mi cámara es mi vista. Es importante también fotografiar lo que te llene. A mí, me encanta un atardecer rojo o morado, el brillo del mar a las dos de la tarde, el agua cristalina… En momentos familiares puntuales y si me lo piden, fotografío a personas. Es un orgullo que confíen en mí.

-Lleva usted 15 años al servicio de Clece como coordinadora de Ayuda a Domicilio. ¿Qué destacaría de su trabajo?

-Que es un servicio totalmente necesario. Me siento bien contribuyendo a que las personas mayores puedan tener una vejez digna. El simple hecho de que puedan seguir viviendo en su casa, dentro cada uno de sus posibilidades, puedan dar un paseo o tener una conversación es muy gratificante. Valoro especialmente la labor de las auxiliares de ayuda a domicilio, por el trabajo que realizan tanto con el mayor como con sus familiares. Es admirable, imprescindible y totalmente vocacional. En mi caso, gestionar el personal tampoco es sencillo, pero compensa siempre.

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