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Vista de Almócita desde elinterior de la iglesia.
Almócita cuelga el cartel de 'completo'

Almócita cuelga el cartel de 'completo'

Varias familias foráneas han elegido este pueblo de la Alpujarra para vivir, atraídas por la naturaleza, la cultura y la sostenibilidad, pero actualmente no hay viviendas para alojarse

María Torres

Sábado, 29 de mayo 2021, 22:30

Entre margaritas y amapolas, «tumbadita al sol», nos atiende al otro lado del teléfono Elisa. Es periodista y, en septiembre del año pasado, decidió dejar atrás su Almería natal para hacer de Almócita su hogar. Otras familias foráneas también lo hicieron, atraídas por el encanto de vivir en contacto con la naturaleza, en un ambiente cálido, acogedor y sostenible. El único inconveniente, por el contrario, es la dificultad para encontrar una vivienda para alojarse. «Actualmente no hay viviendas disponibles. Todas las casas están alquiladas», confirman desde el Ayuntamiento.

A Elisa le bastó un paseo por sus calles para «terminar de enamorarme de Almócita». Desde el pasado septiembre y junto a su hija, reside en una casa «con vistas al Cerro del Capitán» que «no fue fácil encontrar». «La dueña sólo la alquilaba los fines de semana, durante las vacaciones, pero la terminé convenciendo», confiesa.

El primer confinamiento provocado por la pandemia le hizo replantearse su modo de vivir. En Almócita ha encontrado calidad de vida que buscaba, la «libertad» que una ciudad no ofrece y, afortunadamente, una oportunidad laboral. «Ahora escribo sobre Almócita y doy a conocer todo los que aquí se hace, especialmente en temas de desarrollo sostenible», apunta. «Aquí el reloj se ralentiza», reconoce.

Una contable y un ingeniero

También en esta localidad de la Alpujarra de Almería reside Paqui, en este caso, con su marido. Ella, contable. Él, ingeniero. Juntos decidieron, hace ahora cuatro años, abandonar la capital para instalarse en Almócita, un pueblo que casa con su forma de entender el mundo. «Necesitábamos un cambio, estar más cerca de la naturaleza. Miramos diferentes poblaciones y descubrimos Almócita. Nos encantó. Es un lugar mágico. Lo conocimos y nos dijimos 'aquí queremos vivir», relata.

Actualmente ambos son terapeutas transpersonales y ayudan a otras personas a cuidar de su cuerpo y de su mente a través de formación para el crecimiento personal y actividades para fomentar las buenas relaciones, entre otros asuntos. Su casa, la tercera en la que se instalan en Almócita, es también la sede de su asociación, Árbol de la Vida.

A la pregunta de qué tiene esta pequeña localidad, enclavada entre Beires y Padules, no duda: «Almócita es una mirada hacia un cambio de conciencia, recuperando lo antiguo e incorporando lo nuevo». Aunque la mayoría de sus conocidos consideraron un «disparate» el cambio de vida que emprendió en 2016, Paqui lo volvería a hacer: «Aquí podemos dedicarnos a lo que realmente nos gusta y eso es un placer. Es la mejor decisión que hemos tomado».

En plena Alpujarra

Además de su enclave, a 54 kilómetros de Almería y en plena Alpujarra, quienes han elegido Almócita para vivir destacan el calor de sus gentes. «La gente es acogedora, abierta, respetuosa», afirma Elisa. «Aquí te sientes como en casa (…). En algunos sitios se habla del forastero con cierto rechazo, aquí no», añade Paqui.

Los almociteños son personas «amables, cercanas y serviciales». Nacido en Almócita hace 54 años y vecino de la localidad, Paco lo confirma: «A la gente que viene de fuera les abrimos el corazón, los necesitamos también porque dan vida al pueblo». «Lo mejor de Almócita es su gente. Aquí no hay envidias, nos ayudamos. No hay forasteros tampoco, todos somos uno y eso se palpa», asevera este almociteño.

Con 190 habitantes, según los datos del último padrón poblacional, Almócita ha aumentado ligeramente su población y ha reducido sensiblemente la media de edad de sus vecinos. Datos esperanzadores contra la despoblación de la Almería más rural.

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