Clásicos Populares (XXIII): Padre Alfonso Arcas
Francisco Cuenca, colaborador de IDEAL ADRA&ALPUJARRA, dedica un artículo a una persona que ha dejado huella no solamente en Adra sino en toda la comarca
francisco cuenca
ADRA
Lunes, 16 de diciembre 2019, 11:50
Independientemente de las creencias de cada ciudadano y de la religiosidad que posea cada persona, no cabe duda que el Padre Alfonso Arcas merece un hueco en estos clásicos populares. Una persona que ha dejado huella no solamente en Adra sino en toda la comarca pues ha sido párroco en diferentes etapas de su vida en Fondón, Laujar de Andarax y Adra.
Alfonso Arcas Ruiz nace en Cúllar-Baza el 29 de julio de 1937 por lo que hoy cuenta con 82 años. Hijo de guardia civil que tuvo varios destinos en Chirivel y Vélez Rubio. Desde joven tiene vocación religiosa y estudia en el seminario mayor de Almería siendo ordenado sacerdote el 11 de junio de 1960 siendo obispo Alfonso Ródenas. El 14 de junio oficia su primera misa en Vélez Rubio donde residen sus padres en la parroquia de la Encarnación. Durante su formación religiosa en el seminario aprovecha los veranos para estudiar magisterio por libre. Termina la carrera de magisterio durante su estancia en Adra y recibe clases de Química del también clásico abderitano Antonio Ontiveros.
Su primer destino el 15 de julio de 1960 es la parroquia de Fondón como coadjutor del padre Francisco Campos del que en 2004 escribe una biografía y es homenajeado por esta población en 2011. Se hace cargo también de las poblaciones de Benecid y Fuente Victoria. Su sueldo en aquellos años es de 800 pesetas. Su estancia dura tres años. Durante 10 meses es destinado a la sierra de las Estancias (Los Gázquez, Torrentes) para volver el 5 de septiembre de 1964 a la comarca, concretamente a la población de Laujar de Andarax donde ejerce de párroco durantes otros tres años.
Pero donde ha dejado verdadera huella el padre Alfonso es en la población de Adra, ya que ha ejercido su labor durante nada más y nada menos que 22 años. Desde 1967 en que llega a la población hasta 1989 en que se traslada a la capital de la provincia donde aún reside hoy. Desde hace años padece retinosis pigmentaria lo cual afecta gravemente su visión.
El padre Alfonso Arcas llega a Adra como coadjutor del párroco de entonces Antonio Barea Molina junto al padre Andrés Brotons, y durante los primeros años se dedica a conocer a la gente, su idiosincrasia y todas las barriadas y cortijadas que en la época estaban bastantes pobladas y mal comunicadas. Pero aparte de su labor pastoral que para los no creyentes posiblemente no tenga mucha importancia, quisiera destacar la labor educativa del padre Alfonso. Cuando llega a Adra le choca ver durante las mañanas tantos niños por las calles sin acudir a los colegios. Junto al alcalde de entonces Antonio Olmedo, elabora un censo y encuentran que en la población de Adra y sus barriadas hay 1.342 niños de entre seis y siete años sin escolarizar.
Además, queda asombrado de la precariedad de las instalaciones escolares que había en lo que es hoy el hogar de los jubilados en la plaza Ortiz de Villajos, donde impartían clase D. Manuel Molero D. Rufino entre otros. Ello provoca que con ayuda de las administraciones de entonces y de su tesón consiga crear una Junta Escolar que se ocupa de dar cabida en la vida académica a todos los niños y promover la creación de varios colegios que necesitaba la población que entonces contaba con casi 15.000 habitantes. En los siguientes años se llevaría a cabo la reforma del colegio San Fernando, la creación de los colegios Virgen del Mar, del colegio San Nicolás y del colegio Mare Nostrum y del instituto de enseñanza secundaria ubicado en el hoy colegio Pedro Mena. Según me cuenta el propio padre Alfonso tuvo gran importancia que el gobernador provincial de aquellos años D. Juan Mena De la Cruz fuera especialmente sensible al tema educativo.
El padre Alfonso imparte clase desde 1969 en la escuela de Formación Profesional situada en donde está hoy el centro cultural. En 1970 es nombrado párroco de Adra, cargo que ocuparía hasta su marcha.
Se promueve la creación de Cáritas con Juan José Sánchez Lidueña como primer presidente y continuaría durante muchos años Jesús Oliver. Pero, en aquella época no solamente los niños necesitaban formación y el padre Alfonso promueve clases para jóvenes en los bajos del edificio del museo desde 1968 hasta 1973. La familia que entonces vivía allí (los chavitorios) cede generosamente los locales.
Además promueve la edificación del edificio de los salones parroquiales y la llegada de religiosas a Adra en 1973 poco antes de la riada. El padre Alfonso se convierte en una persona de confianza para todos los abderitanos y por avatares de la vida consigue a través de los escritos del padre Tapia certificados de nacimiento de familias que habían emigrado a Orán (Argelia) que entonces era Francia, y por ello pueden obtener unas pensiones que le habían sido denegadas.
El padre Alfonso estudia también la carrera de psicología y aprueba las oposiciones a instituto en 1975 para después obtener la cátedra en Formación humanística y Formación empresarial y derecho laboral. Organiza cientos de jornadas y reuniones de carácter familiar y religioso.
Cuando marcha de Adra en 1989 es nombrado Delegado diocesano de pastoral familiar durante 10 años y a continuación es nombrado asesor psicopedagógico del seminario mayor y menor, cargos que ostenta todavía en la actualidad. También es perito para nulidades matrimoniales desde el año 2000. En 2005 la población de Adra le dedica una plaza con su nombre.
Como ven, creo que el Padre Alfonso ha hecho méritos para ser un clásico popular de nuestra localidad.
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