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María Torres
Adra
Viernes, 15 de marzo 2024, 23:25
Alicia Sánchez (Adra, 1962) abandona el timón de Cruz Roja en Adra. Después de 14 años al frente de la asamblea local, da un paso al lado, pero sin dejar de lado su incuestionable vocación por ayudar al más débil. Enfermera de profesión, coherente con sus principios y comprometida con la sociedad en la que vive, ha hecho del voluntariado su filosofía de vida.
- ¿Cómo llegó a Cruz Roja?
- Empecé hace 20 años, como voluntaria, porque mi primo era el presidente y nos pidió ayudar.
- ¿Qué tarea se le asignó entonces?
- Los viernes por la noche salíamos a la calle en busca de personas sin hogar. Visitábamos puntos estratégicos, los teníamos localizados. Llevábamos el coche cargado de ropa, de conservas y de un plato de sopa caliente. A día de hoy, este servicio ya no se presta. Disponemos del 'servicio de día' donde las personas sin hogar pueden asearse, tomar un vaso de leche con magdalenas, lavar su ropa y también se les proporciona comida.
- Después tantos años sacando tiempo de donde no hay para dar sin recibir, ¿qué considera que ha sacrificado?
- Nada. Es una labor voluntaria. No he continuado como presidenta porque el funcionamiento interno no lo permite. Mi profesión como enfermera lleva implícito el ayudar a los demás. No suelo dar un 'no' por respuesta. Además, el trabajo en la asamblea de Adra realmente lo hacen los técnicos y los voluntarios. Somos como una familia. Me he sentido siempre muy arropada.
- ¿Qué ha aprendido en este tiempo?
- En los terremotos de Lorca, en Murcia, en 2011, fui consciente de la labor tan importante que presta Cruz Roja. Cruz Roja existe por algo. Aprendes que siempre hay gente que está peor que tú y que necesita ayuda. Aquí se atiende a todo el que toca a nuestra puerta a pedir ayuda.
- ¿Quién pide ayuda?
- Tenemos población inmigrante a la que atendemos, pero también población que no lo es. Personas que necesitan ayuda, pero que se avergüenzan de pedirla. Hemos firmado cheques a familias a las que le iban a cortar la luz, inmigrantes y no inmigrantes. Todos pasan por unos filtros para verificar que realmente necesita ayuda. Quien la pide y no la necesita es un aprovechado.
- ¿Qué tipo de ayudas o servicios se han ido incorporando a Cruz Roja en los últimos años?
- Actualmente es muy importante el programa de empleo para personas que están en paro. Ahora ofertamos uno para limpieza de hospitales y centros de salud, se ofertan también para ayuda a domicilio, etcétera. Es muy satisfactorio porque, al final, encuentran trabajo, no todos los alumnos, pero sí muchos. También se imparten clases de apoyo a niños con pocos recursos y se enseña español a inmigrantes, especialmente a mujeres, que tienen más dificultad. Prestamos el 'servicio de día' que antes no se hacía, como he comentado, y se acompaña a personas mayores o que viven solas. Se les echa el teléfono para recordarles las vacunas, se les visita en su domicilio y se les acompaña al hospital. Hay mucha gente que asocia Cruz Roja a grandes catástrofes, pero el drama está al lado de nosotros. Este es nuestro día a día realmente.
- ¿Qué experiencia, testimonio o caso le ha marcado especialmente a lo largo de estos años?
- Hace unos años se incendió un bloque de viviendas donde residían familias de inmigrantes sobre todo. Había muchos niños. El Ayuntamiento nos cedió el Pabellón de Deportes y, durante dos noches, durmieron en las camas que desplegamos y les hicimos bocadillos. Aún me cruzo con alguno de ellos y me saluda por la calle con mucha alegría.
- ¿Ahí está la recompensa de ser voluntario?
- Exactamente. Está en la satisfacción personal.
- ¿Qué cualidades debe reunir un voluntario?
- Ser honesto, imparcial y buena persona. Aquí no se cobra nada. Hay que querer ayudar a los demás y responder con hechos. De nada sirve hacerte voluntario y no demostrarlo con acciones.
- ¿Es Adra una municipio solidario?
- Siempre. Cuando hemos pedido colaboración, siempre la hemos encontrado. En las empresas, en los colegios, en el Ayuntamiento. Aquí no nos podemos quejar, aunque siempre es insuficiente. Todos podemos dar un poquito más de lo que damos. Hay personas que son reacias porque piensan que los alimentos terminan en el contenedor, pero eso solo es una excusa. Siempre hay personas que necesitan ayuda real. El grupo de voluntarios que tenemos está muy implicado y siempre hay alguien dispuesto a ayudar.
- María del Mar Montoya ha tomado ahora el relevo como presidenta de Cruz Roja en Adra. ¿Qué nos destacaría de su sucesora?
- María del Mar es maestra y empezó su voluntariado cuando se jubiló. Es la persona idónea para este puesto y así lo trasladé a Cruz Roja en Almería. Se mueve, le gusta ayudar y le encanta el voluntariado. Ella da clases de apoyo a los niños y clases de español. Es una máquina.
- ¿Qué papel desempeña usted actualmente en la asamblea local?
- Sigo vinculada como vocal de la junta directiva y sigo haciendo voluntariado, algo menos porque ahora invierto más tiempo en mi nieta, pero sigo. Recientemente he impartido un curso sobre hipertensión a los voluntarios que visitan a los mayores en sus domicilios. Durante mi etapa como presidenta, nunca dejé de hacer voluntariado. Eres la presidenta y debes ser la primera en ser voluntaria.
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