«Una familia es calor, es abrazo. Volveremos a acoger a un niño»
Un matrimonio de Adra cuenta su experiencia como familia de acogida de menores tutelados: «Los centros son fríos. Ellos florecen nada más llegar a casa»
María Torres
Adra
Miércoles, 28 de junio 2023, 17:45
Manuel y Tuulikki María están casados, tienen dos hijas mayores y residen en Adra. Él es funcionario y ella administrativa. Hace cinco años, decidieron compartir el calor de su hogar con un niño que lo necesitase. Abrieron su casa y su corazón a Miguel Ángel (nombre ficticio del menor), que aprendió a balbucear y a dar sus primeros pasos bajo su cobijo. Momentos inolvidables para esta familia de acogida que, pese a la temida despedida, ya está preparada para brindar la misma atención y el mismo cariño a uno de los 350 niños tutelados que actualmente residen en centros de protección en la provincia de Almería.
Unos amigos les recomendaron vivir la experiencia de ayudar sin esperar nada a cambio. Tocaron a la puerta de Cruz Roja, encargada de gestionar la acogida de menores de edad que no pueden convivir con su familia temporalmente, y aguardaron el momento para dar el paso. Tras un periodo de acoplamiento gradual, llegó a casa Miguel Ángel, un niño «muy cariñoso, que daba besos hasta cuando se enfadaba», recuerda hoy Tuli.
Durante 10 meses, su día a día transcurrió entre la 'guarde', el parque, la piscina, la playa y las fiestas. «Tenía la vida de un niño normal y dormía como un fenómeno», apunta Manuel. «Un día nos fuimos a Tabernas, también con nuestros nietos, y le hicimos fotos con los pistoleros. Él disfrutó mucho y nosotros también», apunta con cierta nostalgia.
Ha pasado poco tiempo desde su marcha, tras una despedida que también fue gradual, y actualmente no tienen relación con Miguel Ángel. «Sabemos que está con su familia y que está bien, que con nosotros fue feliz, que aprendió a ser fuerte y a querer. Eso es lo que nos reconforta», señala este matrimonio abderitano, padres y abuelos de dos nietos de corta edad.
Preguntados sobre si lo volverían a hacer, no dudan: «Queremos volver a acoger a un niño y lo vamos a hacer». A su juicio, sobran los motivos: «En esta vida, hay que ser valientes y aprovechar el tiempo que tenemos para disfrutar y para procurar que los demás también disfruten». «Los centros son fríos y, aunque están bien atendidos, no sienten el cariño ni reciben el tiempo que necesitan. Un familia es calor, es abrazo. Nada más llegar, se les nota cómo florecen. Esa sonrisa y esa alegría no se borra», reconocen para justificar su decisión. Con una sonrisa en los ojos, cuentan los días para volver a abrir su casa y su corazón.
Las claves del proceso
El proceso de acogida comienza con una sesión informativa de la mano de Cruz Roja. A continuación, es necesario solicitar la documentación requeridad y cumplimentarla. Las personas que deciden acoger temporalmente a un menor que se encuentra tutelado por la Junta de Andalucía deben realizar un curso formativo para conocer al detalle el acogimiento familiar. Por último, se les realiza un estudio de valoración por parte de los técnicos competentes en la materia. Trabajadoras sociales, educadoras sociales y psicólogas conforman el equipo de acogimiento familiar de menores que presta Cruz Roja. Su máxima es proteger al menor.
María del Carmen González lleva 17 años al frente del servicio de apoyo al acogimiento familiar de menores que presta Cruz Roja en Almería. Ha observado de cerca la transformación que produce en un niño tutelado la llegada a una familia estable. «Le aporta vida, seguridad, atención, cuidado, protección y amor en un momento delicado de su vida.Las familias de acogida son escuelas de valores y verdaderas familias reparadoras», admite.
Para sopesar ser familia de acogida, es necesario contactar con Cruz Roja para conocer los detalles. Pueden optar parejas, familias monoparentales o personas adultas en solitario. Imprescindible es, en cualquier caso, «atravesar un buen momento», lo que se traduce en estabilidad familiar y económica. «Es importante que todos los miembros de la familia estén de acuerdo», apunta al respecto.
Son varias las modalidades que se ofrecen a las familias de acogida. El acogimiento de urgencia no dura más de seis meses, exige dedicación completa y está concebido para niños de edades más tempranas. El temporal depende de cada caso, «mientras sea necesario», y siempre se ajusta a un periodo de tiempo determinado, «no superior a dos años». En el acogimiento permanente, por el contrario, no hay previsión de que el menor pueda volver con su familia de origen ni posibilidad de adopción y se puede prolongar hasta la mayoría de edad. Por último, hay un acogimiento específico para niños con necesidades especiales.
Actualmente hay alrededor de 120 familias de acogida activas en la provincia de Almería. «Necesitamos muchas más, alrededor de 50», asegura María del Carmen. En cuanto al momento más difícil, según el testimonio de las propias familias de acogida, matiza: «La familia de acogida es acompañada a lo largo de todo el proceso, también cuando llega la despedida. A los niños se les toma mucho cariño, pero las familias se quedan con la satisfacción de haberle aportado todo lo que necesitaba en un momento muy delicado de su vida».
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