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maría torres
ADRA
Domingo, 11 de abril 2021, 23:38
El mar ha impuesto su ley en el levante de la costa de Adra sin que nada ni nadie lo remedie. En la playa de La Habana, entre las Albuferas y la desembocadura del río, no hay ni playa ni camino de acceso a las empresas que aquí se ubican desde hace más de tres décadas. Los temporales de viento y lluvia dejan incomunicadas las propiedades a su antojo. La situación salpica de lleno a la economía de decenas de familias, que viven bajo una amenaza constante.
El tramo más deteriorado de La Habana ocupa más de cuatro kilómetros de longitud. En esta zona, hay registradas 120 explotaciones agrícolas. La más vulnerables ante la erosión del litoral se sitúan en primera línea de playa, como la de Manuel Martín. Este agricultor abderitano tiene una finca de 7.000 metros cuadrados. Acaba de plantar calabacín, cosecha que él mismo protege con una «muralla» que ha construido en su parcela. «Si el mar entrase, la tierra ya no sirve. El salitre se la carga y regenerarla cuesta mucho dinero», explica con preocupación. Manuel adquirió la finca hace tres lustros. Entonces tenía «30 metros de playa» delante de su invernadero. Hoy no hay playa y el camino de acceso desaparece ocasionalmente en los días de temporal, dejando su finca «inaccesible». «El mar se ha comido ya el camino, después se comerá mi finca y luego las de detrás», alerta. «No entiendo por qué no se hace nada por salvar la tierra. Somos familias que vivimos de ella», suplica resignado este agricultor.
Naves inundadas
Resignados están también en el astillero de Nicolás Casas. El mar invade esta nave de mil metros cuadrados dedicada a la construcción y reparación de embarcaciones «cada vez que hay temporales fuertes» y la deja inaccesible. «El problema viene de atrás, pero cada vez va a peor, el deterioro es progresivo», reconoce su hija, María José Casas.
Similar es la situación del taller mecánico Indalo, contiguo al astillero. El mar ha dañado el muro que lo protege. «No puedo entrar a la nave, ni atender a mis clientes ni retirar los camiones los días de temporal», denuncia su gerente, Antonio Soria. Los vehículos, de gran tonelaje principalmente, no tienen tampoco margen para maniobrar. Más de uno se ha quedado 'encallado'. El agua se ha adueñado del terreno y «no se hace nada» para impedirlo: «Poco a poco, aquí no habrá nada».
La Habana es la desembocadura natural del ramal principal de la Vega de Adra. El tránsito de vehículos es diario y constante. De su estado depende la economía de decenas de agricultores, principalmente. Hay mucho en juego. En esta zona también se encuentra uno de los semilleros más importantes de la provincia, Los Crespos. La empresa, que da trabajo a casi un centenar de personas en campaña, ocupa 50.000 metros cuadrados. Uno de sus gerentes, Jesús Crespo, no oculta el «miedo» que le provocan los temporales. «Nos va a inundar», advierte. «Esto está abandonado. Antes había un camino, una playa, ahora no hay nada. Antes venían familias enteras a pasar el día, ahora no. El acceso a los invernaderos estaba garantizado y ahora depende del día», lamenta.
Desprotección
Otra de las empresas afectadas por el inexorable avance del mar es el camping La Habana. Ubicado a pie de playa, el complejo turístico dispone de 80 parcelas. Se levantó en los años 70 y entonces presumía de 100 metros de playa. Hoy ha desaparecido. «Con cada temporal toca arreglar el vallado del perímetro y recoger la basura y los escombros que devuelve el mar», cuenta Sandra Curión, propietaria del camping. Concebido como «una pequeña isla dentro del mar de plástico»., este negocio da trabajo a más de una decena de personas en temporada alta. La mayoría de sus clientes son de Granada y Almería. «Tengo más o menos asumido que con el paso del tiempo se perderá», asume con impotencia.
Sin previsiones a corto plazo
El Ayuntamiento ha trasladado a la Subdelegación del Gobierno la necesidad de actuar de forma urgente en este tramo de la costa de Adra. En el último pleno, se aprobó la petición por enésima vez.
Los temporales del pasado mes de febrero dejaron tras de sí los siguientes daños: «Grandes roturas de escollera, desestabilización de espigones e inaccesibilidad vial a las playas del Camping, de Las Cañadas y de Las Albuferas, además de los daños producidos por oleaje en las distintas explotaciones agrícolas de estas zonas, especialmente la estructura y cultivos bajo invernadero». Nada se ha hecho al respecto. «Nosotros no decimos qué se debe hacer, si espigones o cualquier otra actuación, pero es urgente actuar», apunta Francisco López, concejal de Agricultura en el Ayuntamiento de Adra.
Aunque el tiempo juega en contra de los intereses de los afectados, desde la Subdelegación del Gobierno se confirma que no hay prevista ninguna «actuación de emergencia» en esta zona del litoral abderitano. A corto plazo, tan sólo se prevé estudiar el estado de las playas y realizar trabajos de mantenimiento en aquellos tramos que así lo requieran.
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