Del locutorio de pueblo a la tienda de moda en Adra

En el número 20 de la calle Paseo Marítimo de Adra, no había ni calle ni paseo cuando Encarna Crespo decidió montar su propio negocio para dar de comer a sus tres hijos. De espaldas al mar, en un pequeño local que heredó de sus padres, instaló cuatro cabinas de teléfono y un puesto de chucherías. Han pasado más de 30 años desde entonces y poco queda de aquel locutorio. Hoy vende artículos de playa, papelería, regalos, moda y decoración, abre sus puertas de forma ininterrumpida de lunes a domingo, tiene nueve empleados en plantilla y acaba de estrenar su plataforma de venta on-line. Reinventarse o morir.

Si por un instante la fundadora de este negocio con solera cerrase los ojos para volver al origen, le costaría reconocerlo. Quizá sólo permanezca el espíritu emprendedor que heredó de su madre, hija a su vez de comerciantes, y el que posteriormente contagió a uno de sus hijos, Jose Bogas, gerente del establecimiento. «Habíamos fracasado en dos negocios anteriores y estábamos desesperados. No teníamos nada», rememora Encarna. «Mi madre nos repartió en pesetas una parte de la venta de un piso y compramos el local, de 150 metros cuadrados. Pensé montar un locutorio telefónico. Entonces no había móviles y había colas en las cabinas. Luego pensé poner un mostrador con chucherías y ampliar con prensa y revistas», explica. Y así lo hizo.

Tres décadas después, Locutorio Bogas lleva por nombre Bogas Shop. Ocupa más de 500 metros cuadrados y su día a día está marcado por un goteo continuo de clientes que llena de vida y ambiente el número 20 de la calle Paseo Marítimo. Lugar de paso casi obligado, este establecimiento ha sabido reinventarse hasta convertirse en un referente para el pequeño y mediano comercio abderitano.

Revolución digital

Al frente de esta aventura empresarial está hoy Jose, el verdadero motor del cambio que ha experimentado el establecimiento. Durante varios años compaginó sus estudios con la tienda de sus padres hasta que finalmente se hizo con las riendas. «Empecé siendo un chaval. Ellos sabían vender, pero no cambiar escaparates, ni visitar ferias ni ampliar mercado», afirma.

Hace un par de años el local que Encarna montó con el sudor de su frente fue remodelado con exquisito gusto para ampliar la zona de decoración. «Yo me echaba las manos a la cabeza con tanto cambio, pero el resultado ha sido espectacular», apunta hoy. También se modificó la imagen corporativa del negocio, se eligió uniforme para todo el personal y, desde hace un mes, ofrece más de 400 productos a toda España a través de su página web. Es un paso más en la reconversión del proyecto. Para dar la bienvenida a sus clientes virtuales, Bogas Shop regala un diez por ciento de descuento en la primera compra.

Aún es pronto para hacer balance. «Nos gusta el trato cercano, pero hay que modernizarse», señala el empresario, tras un año especialmente difícil. Considerado servicio esencial durante la pandemia, Bogas Shop no ha cerrado ni un solo día. Tampoco ha despedido a ninguno de sus trabajadores. Su madre destaca de él su «valentía» para dar un paso al frente y saber invertir: «Yo puse la primera piedra, pero nunca pensé que mi hijo tuviese tanto talento y temperamento para el comercio. Le gusta el trato con la gente y con el resto de comerciantes, todos son sus compañeros».

«¿El secreto de su éxito?», les pregunto. «Sin obviar el factor suerte, dedicación y mucho trabajo. También tener inquietud por conocer qué necesita el cliente, por las novedades e intentar conseguirlo», confiesa Jose. «Hemos trabajado mucho, no hay descansos, día y noche. No hay domingos ni festivos», coincide En carna. «Pero yo estoy muy orgullosa de mi hijo, aunque esté feo que yo lo diga», sentencia sin pudor, satisfecha del legado que deja.

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