Un vecino de Adra espera una indemnización ocho años después de haber sufrido una agresión
Emilio Gaitán era un joven abderitano en el año 2004 que llevaba 14 años trabajando como auxiliar de farmacia.
Laura Montalvo
Viernes, 6 de mayo 2016, 12:30
Entró de mancebo y logró cursar estudios para alcanzar un título que mejorara su posición. Pero una discusión a costa de un golpe en un ... vehículo «me cambió la vida». El 21 de noviembre de 2004 se encontraba en Adra, fuera del coche, en el que estaba su mujer, cuando escuchó gritos y vio que un hombre de complexión fuerte estaba gritándola. Se acercó y al parecer la discusión había comenzado porque el hombre, al salir de un estacionamiento con una furgoneta dio al vehículo y la mujer se lo recriminó.
«En lugar de disculparse salió y empezó a gritar, yo me acerqué y de repente me cogió por detrás, me pegó y me dio un golpe en la cabeza, tirando mis gafas al suelo».
Por ello, Gaitán interpuso una denuncia en la Guardia Civil de Adra. De la denuncia penal el juzgado de lo Penal número 2 de Almería el 21 de noviembre de 2007 dictó sentencia por la que resultó condenado el demandado como autor de un delito de lesiones, firmeza de la sentencia que fue declarada por auto el 13 de marzo de 2009.
Indemnización
En este procedimiento penal, Emilio Gaitán se reservó el ejercicio de la acción civil, que realizó en fecha 14 de noviembre de 2009, en el que reclamaba en concepto de indemnización procedente por la agresión la cantidad de 58.566,62 euros, por los días de curación, secuelas padecidas, gastos médicos y por daños morales.
Sin embargo en sentencia del 1 de marzo de 2012, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Berja dejaba esa indemnización en 9.602,5 euros por daños y perjuicios derivados de una agresión, utilizando para ello el baremo de un accidente de circulación.
Este vecino de Adra sufrió una serie de daños debido a los golpes que recibió, por los que estuvo de baja laboral 283 días, más de nueve meses. Al temor por lo que pasó se le unió la necesidad de llevar collarín, ya que tras la agresión, en el hospital le diagnosticaron policontusiones y síndrome de latigazo cervical. Como consecuencia de la baja perdió su trabajo, sufrió un despido improcedente. «Estaba muy a gusto y después de 14 años pensaba que era para siempre, pero perdí mi trabajo por culpa de esa situación. Es increíble como una cosa tan tonta como un golpe con un coche puede cambiarte la vida», lamenta.
Pero recurrió, convencido de que lleva la razón y de que quien le agredió, a quien conoce y ve por el barrio a menudo, debe pagar por ello. Gaitán presentó un recurso de apelación y aún espera resultado. En paro, al igual que su mujer, y con un hijo pequeño, considera muy injusta su situación, «y parece que no me queda más que contarlo para intentar terminar con esta pesadilla que se está alargando tanto».
Su abogado, Aquilino Garfias, confía en que «todo se resuelva favorablemente» y comprende la situación por la que está pasando Emilio.
Gaitán espera que la justicia se pronuncie pronto y poder cerrar un capítulo de su vida que le ha marcado para siempre, pero quiere comenzar de nuevo, volver a trabajar en una farmacia, que es su sueño y para lo que se preparó a conciencia.
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