La libertad auténtica
A finales de 1970, un filósofo americano y activista de los derechos civiles llamado James Flynn empezó a investigar la historia de los Coeficientes de Inteligencia (CI), en un intento de rebatir un estudio que ponía de manifiesto la superioridad genética de los blancos con respecto a los americanos de color en EE.UU. La investigación de Flynn llegó a la conclusión de que la genética no era suficiente para explicar el aumento de la inteligencia, sino que el CI está profundamente afectado por el entorno. Es lo que se conoce como 'el efecto Flynn'.
Laura Montalvo
Viernes, 6 de mayo 2016, 11:48
Para que se vea más claro. Piensen en un niño de diez años de hace un siglo: leía los libros si podía, jugaba con juguetes ... o a pelota con los amigos. Pero la mayor parte del tiempo se lo pasaba trabajando. Comparen eso con el nivel de dominio tecnológico de un niño de diez años de hoy en día. Ahora sigue la marcha de un puñado de equipos de deporte profesional, alterna como si nada la mensajería instantánea con el correo electrónico para comunicarse con sus amigos, además de zambullirse en inmensos mundos virtuales adoptando nuevas tecnologías multimedia y resolviendo los problemas con toda la naturalidad del mundo.
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Casi todas las familias con niños pequeños hacen bromas explicando cómo el hijo pequeño sabe programar el vídeo, mientras que el papá y la mamá, con todos sus títulos universitarios, apenas saben programar el despertador.
Los resultados son evidentes: las nuevas generaciones son más hábiles con los resortes técnicos. Ahora bien: ¿esto implica que sean más inteligentes que antes?... Pues para que luego no digan que los sacerdotes sólo sabemos esgrimir sentencias condenatorias respondo con varias preguntas: ¿qué valoran los chavales hoy en día? Dicha escala de preferencias, ¿es mejor que la de sus padres o abuelos? Formas de «diversión» como el botellón que arranca los jueves por la noche hasta el domingo, ¿son mejores que guateques de los setenta?
En el plano de afectos, ¿es mejor no atarse con nadie?; a fin de cuentas el matrimonio es un contrato inútil que queda bien en series como 'Cuéntame'. Pero la realidad es mucho más avanzada, ¿no?...
Las nuevas tecnologías y sus múltiples variantes, ¿realmente nos han dado la felicidad?
Hay que ser cautos a la hora de formular afirmaciones tales como que el progreso nos hace más inteligentes sin más.
Los avances científicos y técnicos trajeron energías baratas que abastecen a medio mundo, como es el caso de la energía nuclear. Pero consigo vino acuñada la bomba atómica y otras armas de destrucción masiva.
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La definición de «inteligencia» viene del latín 'intus legere' (leer por dentro).
Y el planteamiento que les hago es simple: ¿realmente sabemos el por qué de nuestra vida, sabemos leerla desde dentro; o por el contrario somos espectadores pasivos de los acontecimientos que nos rodean? Sean inteligentes, sean protagonistas de sus vidas. Cristo, que procesiona en la Semana Santa por nuestras calles, así lo afirmó: «la verdad os hará libres».
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