A Pedro Sarmiento
Anoche tuve un sueño. No sé qué me pasa. Quizá es que se me ha metido un poco de tristeza en el corazón y no soy capaz de sacarla.
Laura Montalvo
Viernes, 6 de mayo 2016, 10:35
Busco palabras adecuadas, pero me siento confuso, un poco despistado y confundido, pero seguro que tú me echarás una mano y me corregirás aquellas que no sean precisas y no encajen, y lo harás de manera discreta, como has hecho tantas veces en la 'mesa de camilla', anteponiendo siempre un elogio para no herir mi inmodestia, pues tu siempre has sido un mago en el uso del oximorón, las hipérboles y prosopopeyas; solías decirme que el adorno puede afectar a las palabras con que se reviste el pensamiento, y por eso disfrutabas del polisíndeton, y el pleonasmo.
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Anoche tuve un sueño, y fue un sueño desagradable. Soñé que Felipe me enviaba un "WhatsApp" y me decía que te habías ido y no íbamos a poder volver a hablar contigo, no íbamos a poder volver a confabularnos contra el mundo, discutir y sobre todo reír contigo. Es curioso y raro este sueño. Soñar que tú, la persona más vitalista, luchadora y con energía de las muchas que conozco, te ibas... Sabes, en mi sueño no lo entendía y me preguntaba por qué, si teníamos una emisora nueva a estrenar, proyectos por hacer, y mil causas por las que combatir, te ibas.
Me parecía imposible, pero fíjate que hasta llegaba a estar en tu velatorio, dónde te acompañaban cientos de personas, amigos, familiares, allegados y en general mucha, mucha gente que te estimaba y admiraba, incluso llegaron algunos con su envidia disfrazada, porque también necesitaban estar allí acompañándote.
¡Venga no te rías de mi!; ¡no me preguntes porqué te querían tanto!. No me seas humilde que eso no va contigo, no va con quien ha sido 'el alcalde de la torre', que se saltaba los plenos del Parlamento Andaluz para sentarse en la antesala del Consejero de Cultura para conseguir que te subvencionara la rehabilitación de la torre de los perdigones, emblema de esta ciudad de la que deberías ser hijo adoptivo (pero bueno, eso no es urgente ahora), no va con quien ha logrado una esposa y una hija adorables y, por su puesto tampoco va con quien nos ha enseñado sin decírnoslo, el valor del consenso y el dialogo.
La humildad no es tu fuerte amigo, porque no te cabe, porque tu necesidad de querer que todo salga según lo necesario, de que las cosas sean como tú has diseñado, te impide perder el tiempo en falsas modestias, y mirar como los acontecimientos te dan la razón. No va contigo, ya que generaciones de jóvenes abderitanos y abderitanas aprendieron de tus enseñanzas, y se enorgullecen al decir: ¡Fue mi maestro! o ¡Fue mi profesor!...
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La verdad que me sorprendía en el sueño recordándote, pasando por mi cabezas las charlas y tertulias que hemos tenido de todo tipo, sobre el empleo, sobre la política y los políticos, sobre la educación, sobre la familia, la salud (de esto hablábamos poco, no podíamos perder el tiempo en tonterías), y en mi recuerdo tenía esa sensación que se siente pocas veces de hablar con alguien que me quería, que me respetaba y que le gustaba compartir estos momentos conmigo, lo que me resultaba halagador que el primer alcalde de la democracia de esta ciudad tuviera esos sentimientos hacia mí...
Todos los proyectos que habíamos parido en la radio aparecían junto a ti, resonaban tus palabras '¡contigo no hay quien pueda!', '¡qué grande eres!', '¡Juako tengo que darte una buena noticia!', han sido muchas veces las que te he oído decir eso entre orgulloso de nuestra manera de hacer y ansioso por empezar, por lograr algo más, por hacerlo mejor la próxima vez y siempre desde el respeto y la igualdad entre diferentes.
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Ahora lo pienso y se me eriza la piel sabiendo que 'el historiador y filosofo' Albarracin, 'er Feli', 'el Chivy', 'Isidrín', 'Fran', 'Paco Utrera Junior' y 'Juanjo Márquez' me reñirán por soñar cosas tan extrañas... mi sensación era de haber perdido a alguien a quien jamás voy a ser capaz de encontrar parangón, eso lo sé por tu persistencia, por tu capacidad de lucha, en todos los sentidos, por tu inteligencia innata y sobre todo por tus ganas de vivir, que nunca se agotan.
Puede que el cielo gris se haya metido en mi pecho y no haya manera de coger un paraguas. Y llueve demasiado aunque no ha caído una sola gota.
Tengo ganas de quemar todo lo que encuentro a mi paso, tengo ganas de que en este mundo sólo quede lo verdadero... el último día de Agosto se fue deprisa y el cielo de mi ánimo estalló como un vientre que se abre y me encogió el sentimiento y se suceden los días en un puñado de abrazos a la deriva, cruzando a destajo las fronteras sin pasaporte y angustias enlazadas al cuello... ahora ya sólo quedan los recuerdos en la memoria... los que nunca se borran.
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Recuerdos incansables, insaciables, incesantes... de los que llegaron un día y no han querido marcharse... de los que sientes cuando ya no hay nada material que pueda hacerte volver... de los que un día escribiste en un papel y la tinta ha traspasado... de los que aunque quisieses clavarte agujas en el corazón no podrías evadir. Llorar por fuera de añoranza y alegría con sentimientos encontrados de afecto. Hacer como que a veces estás bien...
Menos mal que me he despertado y me he dado cuenta que sólo era un mal sueño, que tu siempre vas a estar conmigo, entre nosotros, que no te puedes ir y que te vamos a llevar siempre en los recuerdos, en las emociones y las sensaciones que nos has hecho tener y que nos harás seguir teniendo. Existimos porque alguien piensa en nosotros, y no al revés... te garantizo que tu existencia será eterna.... porque sabes que, mientras latas en los corazones de los demás, estarás vivo.
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Luego nos vemos amigo, y no llegaré tarde para que no me regañes... Yo también te quiero. Escribía Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles"... ¿estás seguro que no lo decía por ti?...
Joaquín Soriano López Colaborador La Retahila
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