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Sobre el Plan de Protección del litoral

Artículo de César Arróniz, concejal de Urbanismo

Laura Montalvo

Viernes, 6 de mayo 2016, 12:24

En mi opinión el Plan de Protección del Litoral no es un Plan viable desde el punto de vista técnico y económico; sólo posee un afán extremadamente proteccionista sin considerar ningún otro aspecto, impidiendo un modelo de ciudad compacta y un crecimiento racional contiguo al existente.

Posee grandes deficiencias, siendo la principal el hecho de no profundizar en la situación particular en la que se encuentran cada uno de los municipios de la costa andaluza, adoptando una serie de disposiciones generales que, en casos concretos como el de Adra, genera grandes perjuicios.

En el caso concreto de Adra nos encontramos con varias dificultades que no tienen otros municipios costeros como pueden ser El Ejido, Roquetas o Almería, debido a sus características físicas y geográficas, y que son las siguientes: es inviable satisfacer la demanda de crecimiento fuera del ámbito de este Plan de Protección del Litoral, en continuidad con la ciudad consolidada, ya que nuestro núcleo urbano se encuentra limitado en su extremo norte por la afección que genera la autovía (A-7), la cual ejerce una auténtica barrera que impide la urbanización en todos sus terrenos colindantes. Entre esta franja de afección y el actual núcleo de población, nos encontramos con unos terrenos de topografía abrupta, cuya fuerte pendiente impide un desarrollo urbanístico coherente desde el punto de visto técnico y económico. Por encima de la autovía, y hasta el límite norte del término municipal, se sitúa la zona de protección del Matorral de Sierra de Gádor establecida por el POTPA, lo cual hace que estos terrenos ostenten la clasificación de 'suelo no urbanizable de especial protección'. Nuestros pequeños núcleos de poniente (La Caracola, Lance de la Virgen, Guainos Bajo, El Toril y La Alcazaba), se encuentran en su totalidad dentro del ámbito de aplicación del Plan Protección del Litoral, por lo que se impide cualquier tipo de crecimiento en ellos.

Por consiguiente, ante tales limitaciones, se puede observar como el crecimiento de nuestro municipio no es viable ni racional en el caso de que no se pueda ubicar sino en el ámbito de los 500 m desde la ribera del mar, bien al este o al oeste de la actual ciudad consolidada, ya que existe un auténtico límite restrictivo para situarlos en su zona norte, y además, en tal caso creceríamos de forma discontinua a base de ámbitos aislados. La única solución que propone el Plan de Protección del Litoral ante estos casos especiales como el de Adra, es crecer a base de suelo de uso turístico; pero las necesidades de nuestra población no se satisfacen únicamente con la implantación de hoteles intercalados entre bolsas de suelo agrícola e invernaderos, ni tendría sentido proyectar en nuestro municipio una superficie tan desproporcionada para este uso exclusivo. Adra necesita un suelo turístico de calidad y en la proporción adecuada, en cuyo entorno se sitúen servicios y dotaciones, y no suelo agrícola como propone el Plan de Protección del Litoral. Nuestro municipio está igualmente carente de suelo terciario, de nuevos equipamientos, de nuevo suelo unifamiliar en parcela aislada y de nuevas unidades de ejecución a las que poder adscribir todos los sistemas generales y dotaciones que se ubiquen en los primeros 200 m desde la línea de ribera. Pero todas estas necesidades no se pueden conseguir con las soluciones propuestas por la normativa del Plan de Protección del Corredor Litoral, las cuales insisto, únicamente se basan en un grado de proteccionismo hacia unos valores ambientales y paisajísticos que ni mucho menos se dan en toda la línea de nuestra costa.

Entiendo que, antes estas circunstancias, no nos pueden obligar a renunciar a un crecimiento coherente y racional, y a desaprovechar el potencial de nuestras playas y la fuente de ingresos que éstas generan, pues lo que hay que hacer en momentos como los actuales es encontrar fuentes que reactiven nuestra economía, y no rechazarlas de una forma ilógica e inapropiada. Tenemos que cuidar y saber vivir junto a nuestra costa, lo cual se puede conjugar sin ningún problema con un máximo respeto al medio ambiente, pero no de una forma desproporcionada como propone este Plan, lo que nos conllevaría a vivir de espaldas al mar injustificadamente, y a rechazar los beneficios que este nos puede generar.

Por otra parte, no podemos olvidar el hecho de que este Plan está renunciando tácitamente a la obtención del corredor verde que el POTPA proyecta en los 200 primeros metros, ya que el mismo no se podría adscribir a nuevos sectores de suelo urbanizable ubicados en su entorno. Por tanto, como he dicho antes, el afán proteccionista del Plan conlleva a que tengamos que desistir de innumerables necesidades para nuestra población, ya que las dotaciones y equipamientos que antes se podían ubicar en los primeros 200 m, nunca se podrán obtener sin suelos a los que se les puedan imputar las cargas. Por ello es un Plan que se olvida de la realidad y que sólo piensa en unos valores ambientales y paisajísticos injustificables, que lo hacen inoperante desde todos los puntos de vista. Es por ello que esperamos que el gobierno de la Junta de Andalucía rectifique y sepa coordinar de una forma eficaz la protección del medio ambiente con las necesidades de una población que no tiene más opción que vivir de cara al mar.

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