"Soy consciente a diario de que cargo con la responsabilidad de 59 vidas"
Lleva seis años ganándose la vida al volante. Dejó el almacén de verduras y hortalizas para hacer del autobús su nueva 'oficina'. Es madre de dos hijos y cada día asume la responsabilidad de transportar a 59 pasajeros. Vecina de la barriada abderitana de Puente del Río, es la única mujer que conduce autobuses en la empresa para la que trabaja. - ¿Le resulta complicado trabajar en un 'mundo de hombres'?
María Torres
Viernes, 6 de mayo 2016, 12:24
- No. En mi empresa soy 'uno más', como me gusta decir a mí, porque así me lo demuestran mis compañeros y mis jefes cada día.
- ¿Y los pasajeros?
- Hay personas mayores que aún se sorprenden cuando me ven y hacen algún comentario despectivo por el hecho de ser mujer. Suelo callar porque, al final del viaje, ellos mismos me felicitan y me dicen 'mucho mejor que un hombre'. He encontrado más comentarios sexistas cuando trabajaba en el almacén que en el autobús.
- Entre sus pasajeros habituales, están los niños. ¿Es diferente el servicio cuando se trata de escolares?
- A ellos les suelo dar un poco más de confianza, pero no demasiado para que me respeten. Cuando se ponen revoltosos, con un bocinazo es suficiente. Pero lo más duro es la responsabilidad que sientes, mucho mayor que la normal. Me pongo en el lugar de esas madres cuando me dicen que tenga cuidado, que llevo 'lo más grande de su casa'. Durante el trayecto en autobús, la responsabilidad es solo mía. Afortunadamente, no he tenido nunca ningún problema.
- ¿Cómo se sobrelleva esta responsabilidad diaria?
- Simplemente, se sobrelleva. Son 59 vidas y cada día soy consciente de eso. Al final te acostumbras, pero nunca sin perder el respeto a la carretera que es mi enemigo. También lo son aquellos conductores que no respetan a los autobuses ni a quienes viajan en ellos. Pese a todo, me encanta mi trabajo, el trato con la gente....Estoy muy a gusto.
- ¿Qué cualidades se necesitan para conducir un autobús?
- Concentración, vista y paciencia, mucha paciencia con los viajeros. Cada persona es un mundo: uno quiere aire acondicionado, a otro le molesta, otros quieren música, otros prefieren una película...
- ¿Guarda alguna anécdota?
- Muchas. Una noche, durante un viaje con senderistas, se me presentó uno de ellos en la puerta de mi habitación y me pidió ver mi pijama. Le di un portazo por no darle una patada en otro sitio.
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