«Organizar un campamento que lleva mi nombre es un orgullo para mí»

- ¿Qué le empujó hace tres años a poner en marcha el campamento de verano Isma Torres?

- Pensamos que era una buena iniciativa para dar a conocer el baloncesto profesional entre los niños y también para trasladarles mi experiencia como jugador. Para nosotros es fundamental que salgan de su círculo habitual, se relacionen con otros niños y aprendan a convivir.

- ¿Quién le acompaña en esta aventura?

- Diego Revueltas, mi fiel colaborador. LLeva 10 años organizando campamentos, es profesor de Educación Física y fue mi entrenador en El Ejido.

- ¿Cómo intentarán entretener a 40 niños durante una semana?

- Nuestra intención es que aprendan divirtiéndose. En este campamento se juega al baloncesto por la mañana y por la tarde, alrededor de un par de horas, pero también hay espacio para otros deportes como tenis o pádel. Participarán en talleres de manualidades, recibirán clases de inglés y se organizarán actividades más divertidas como concurso de tiro o juegos de orientación.

- ¿Qué le aporta este campamento a un jugador de baloncesto de su nivel?

- Tener un campamento que lleva mi nombre es un orgullo. También lo es que los padres confíen en mi y me dejen a sus hijos. Después de una semana compartiendo desayunos, comidas, partidos y juegos, me siento casi como su padre. La sensación en indescriptible. Me hace muy feliz.

- ¿Le queda algún reto por cumplir?

- Me hubiera gustado jugar con mis hermanos en un partido oficial, pero soy consciente de que he cumplido un sueño. He dado el máximo de mí y estoy satisfecho. Además, me he divertido y me sigo divirtiendo. Pedir más sería muy complicado a estas alturas.

- ¿Piensa en retirarse?

- Lo voy pensando porque las lesiones con 34 años ya son mas difíciles de recuperar, pero por el momento no. Hemos terminado en Portugal como subcampeones de la Primera División y estoy bien, a pleno rendimiento.