Berja asume la rehabilitación de una «joya arquitectónica» del siglo XIX

Está considerado el edificio más emblemático de Berja. Una «joya arquitectónica» que ha resistido al inexorable paso del tiempo, pese al estado ruinoso que ha 'lucido' en los últimos tiempos. El Molino del Perrillo, símbolo del esplendor económico de la Berja minera del siglo XIX, empieza a recuperar el lugar que le corresponde. Tras años de espera, esta antigua casa palaciega inicia un proceso de transformación que ya no tiene marcha atrás. El proyecto diseñado para restaurar el Molino del Perrillo comenzó hace un mes. A excepción de la fachada y el molino de agua que aún conserva en su interior, el inmueble será demolido en su totalidad. Renovada la estructura y la cubierta en una primera fase, llegará el turno de dividir las vivienda en espacios diáfanos con el objetivo de albergar la Biblioteca de Berja, las oficinas de Turismo, la sede del Centro Virgitano de Estudios Históricos y un museo. Un uso que obligará a esta vivienda del siglo XIX a incorporar sistemas de eficiencia energética, acristalamientos resistentes, instalaciones de aire acondicionado y ascensores para garantizar la accesibilidad de personas con discapacidad o movilidad reducida. Un cambio radical en su estructura original que, sin embargo, garantizará su permanencia en el tiempo.

María Torres

Viernes, 6 de mayo 2016, 10:38

Una obra compleja

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Ubicada entre las calles Agua y Pardo, la vivienda se asienta sobre un solar de mil metros cuadrados y se distribuye en tres plantas. Su restauración no está resultando sencilla puesto que es necesario retirar los elementos catalogados por su interés para reponerlos posteriormente. Paños de suelo, rejas, tiros de escalera y columnas interiores integran el inventario de valor configurado por el Ayuntamiento de Berja. Elementos ornamentales que indicaban el estatus económico y social de su promotor, Gregorio Lupión, el primer propietario de esta casa que fue levantada en el año 1863 para fijar su residencia y su centro de negocios.

Compleja ha sido también la gestión de este ambicioso proyecto de rehabilitación. El consistorio virgitano, que apenas tenía en propiedad una parte del inmueble, ha tenido que 'lidiar' hasta con cinco propietarios distintos para hacerse con la propiedad total del edificio. Unos trámites que, unidos a la falta de liquidez, han demorado en el tiempo la recuperación de un edificio que 'amenazó' con desplomarse. «En estos años no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo con la Junta de Andalucía para su financiación y económicamente este ayuntamiento tampoco podía asumirlo directamente con fondos propios», ha reconocido Antonio Torres, alcalde de Berja.

Presupuesto

Con un presupuesto global de 2.800.000 euros, esta antigua casa burguesa será reformada con el respaldo económico de la Diputación de Almería. El Consistorio incluirá las dos primeras fases del proyecto en los denominados Planes Provinciales que financian de forma conjunta Ayuntamiento y Diputación, aportando un 55 y un 45 por ciento, respectivamente. «Es un edificio emblemático, situado en el casco antiguo de Berja, que teníamos que abordar después de haber restaurado buena parte de nuestras calles y viviendas», justifica el primer edil. «Es una obligación histórica», añade.

La rehabilitación del Molino del Perrillo podría concluir «a finales de 2015», según calcula Torres. «Cuando esté terminado, será objeto de admiración por parte de los virgitanos y estaremos orgullosos», sentencia el primer edil. Hasta entonces, el pasado más reciente de Berja tiene una cuenta que saldar con uno de sus principales vestigios históricos.

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Casas burguesas: lujo y distinción

La antigua casa palaciega conocida como el Molino del Perrillo debe su nombre a un antiguo molino de agua que aún conserva en su interior y a la forma que presenta uno de los caños de una fuente adosada. Gregorio Lupión fue su promotor y primer propietario en 1863. En este solar de 1.000 metros cuadrados fijó tanto su residencia familiar como su espacio de negocios.

El diseño del Molino del Perrillo respondía a la arquitectura burguesa del siglo XIX: lujosos interiores y llamativas fachadas para hacer de su vivienda un símbolo de distinción. El auge minero de la época hizo proliferar este tipo de edificios en Berja que cuidaban, especialmente, la decoración de las zonas más públicas. Aparte de por su fachada, el Molino del Perrillo destaca especialmente por la reja de acceso a la planta noble o por las que lucen sus escalinatas.

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Tras la muerte de Gregorio Lupión, el inmueble fue heredado por su hija. Finalmente, termina en manos de distintos propietarios y fue fraccionado para su uso y disfrute. A partir de 1959, llegó a ser sede de algunas empresas mineras que reiniciaron su actividad en Sierra de Gádor. Pertenece al Ayuntamiento de Berja desde el año 2012. El antiguo molino de agua aún funciona y podrá ser admirado y visitado en un futuro a corto plazo.

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