«Un día de viento es un día negro, de pérdidas absolutas, incompesable»

- Precisamente, con la que está cayendo no hay que quedarse en casa esperando a que el pan caiga en el sofá sino que hay que salir a la calle a buscarlo. Conocíamos la zona porque mi hermano vive en Adra desde hace siete años, el hueco que dejó el anterior chiringuito y decidimos aprovecharlo. Después de muchos trámites burocráticos con Costas, Medio Ambiente y Ayuntamiento, por fin pudimos abrir el 11 de julio.

- ¿Cómo se marca la diferencia?

- Seguimos el estilo de la zona donde se da mucho el tapeo, pero también ofrecemos barbacoas los fines de semana y sardinada con migas. Por las tardes, ofrecemos café y copas y somos uno de los pocos chiringuitos que hay en Adra tan cerca del mar. Pensamos que la playa en este municipio está poco explotada de cara al sector turístico y es necesario aprovecharla para incentivar el consumo.

- ¿Cuál es el perfil de su cliente?

- Recibimos a mucha gente autóctona, pero también a turistas. Sin embargo, hay gente de fuera que ha venido de paso, que ha visto que la playa es tranquila y no está masificada, pero que no tienen un hotel donde hospedarse. La falta de una oferta hotelera en Adra condiciona toda la oferta hostelera.

- ¿Cuántos puestos de trabajo ha creado este chiringuito?

- Hemos conseguido crear dos nuevos puestos de trabajo y ojalá pudiésemos crear muchos más.

- Cuando se cumple un mes de su apertura, ¿qué balance haría de este negocio?

- No nos podemos quejar, siempre tenemos clientes. Hemos invertido mucho esfuerzo, sacrificio e ilusión en este negocio. Lo peor es el tiempo. Un día de temporal de Poniente te obliga a cerrar y a marcharte a casa. Es un día negro, de pérdidas absolutas y es difícil de compensar cuando solo abres durante el verano.

- ¿Descarta abrir todo el año?

- Nos gustaría obtener la licencia definitiva para poder abrir durante cinco o seis meses al año, siempre que económicamente sea viable.