Adra ‘conquista’ por el estómago

España es líder indiscutible  en turismo gastronómico y en Adra no se quieren quedar atrás. Experimentar con nuevos sabores, reinventar la cocina tradicional y  disfrutar de la calidad al mejor precio suponen un atractivo más para una ciudad milenaria empeñada en hacer del sector turístico una fuente de riqueza. Desde mañana y hasta el próximo domingo, los paladares más exigentes tienen una oportunidad única para saborear lo mejor de la gastronomía abderitana en forma de tapa. Nueve establecimientos participan en esta segunda edición del concurso Un Mar de Sabores. Bajo el paraguas del Ayuntamiento de Adra, el sector de la restauración se une para atraer clientela a su negocio y, al mismo tiempo, para promocionar el nombre de la antigua Abdera. Algunos son bares y restaurantes con años de experiencia, como el bar Coines, El Pajar y la taberna La Granja. Otros se iniciaron hace unos meses en esta aventura empresarial, como Café  Torero o Cervecería Fenicia, y algunos han retomado recientemente una tradición familiar, como El Pajarillo. Completan el listado el bar Avanti, la bodega Nicolás y el restaurante del Real Club Náutico de Adra. Aunque para la mayoría este tipo de iniciativas «no salen rentables al 100 por 100», por la laboriosidad que requiere cada uno de los aperitivos presentados a concurso, los empresarios las aplauden. «Son tapas elaboradas con un coste adicional, pero nos sirve para darnos a conocer, para introducir nuevos platos entre los clientes y para atraer gente de fuera, sobre todo, ahora que la cosa está floja», reconoce José María Coines, del  bar Coines, que ya ha participado en ediciones anteriores. También lo ha hecho Nicolás Rodríguez, propietario de la taberna Nicolás: «No buscamos rentabilidad sino darnos a conocer y participar en lo que se organiza en Adra». «Rutas novedosas como ésta te benefician como particular, pero también benefician a Adra en su conjunto. Aunque la elaboración es más minuciosa, se atrae clientela y espero que continúen muchos años», asegura Rufino Vargas, de la taberna La Granja.