"Hidratación y ejercicio"
Juan Antonio González, técnico Adaqua y director Piscina Cubierta de Adra
Ideal.es
Viernes, 6 de mayo 2016, 11:33
El agua es una de las sustancias que está más estrechamente relacionada con el mantenimiento de la vida. Los seres humanos somos, en nuestra mayor parte, agua. De hecho, casi el 70 por ciento del organismo está compuesto por agua. Para evitar la deshidratación por ejercicios físicos, el American College of Sports, sugiere consumir de 400 a 600 mililitros de agua dos horas antes del ejercicio, lo que permite mejorar los niveles de fluidos corporales y retardar o evitar efectos adversos de un consumo insuficiente.
Durante el ejercicio, el consumo de agua se enfoca a conseguir que se reduzca la carga sobre el sistema cardiovascular, mejorar la termorregulación, disminuir el riesgo de enfermedades por calor y aumentar el rendimiento, por lo cual se debería beber agua en pequeños sorbos: cada 10 a 15 minutos beber dos grandes sorbos de 100 a 200 mililitros y no esperar a tener sed para beber, sobre todo, cuando hace calor. La hidratación debe ser suficiente antes, durante y después del esfuerzo.
Un individuo que realiza un esfuerzo físico bajo, pierde aproximadamente 300 gramos de agua en condiciones normales de temperatura y humedad relativa, la magnitud de pérdida depende de la intensidad y duración de la actividad física y las condiciones ambientales. La mejor manera de cerciorarse de que uno se encuentra correctamente hidratado, sería verificando el peso del cuerpo antes y después de la práctica deportivo. Para estar bien seguros de este peso, lo ideal sería pesarse con la menor ropa posible, y después, hacer esto mismo quitándose la ropa mojada de sudor, para poder percibir bien la diferencia. El peso perdido durante el ejercicio no será pérdida de grasa, sino de agua. Para reemplazar el agua perdida, se debe beber medio litro de líquido por cada medio kilo que se haya perdido de peso. Asimismo, es fundamental reemplazar la pérdida de agua tan rápidamente como sea posible, antes del próximo entrenamiento.
Muchas personas se plantean perder peso a través del ejercicio, una práctica muy acertada, solo que algunas piensan para tal fin, cuanta más sudoración provoque éste, mayor será la pérdida de peso. Esta idea conduce a una práctica muy extendida, consistente en el uso de una vestimenta excesivamente gruesa para las condiciones ambientales, impermeables, o bien de fajas y otros elementos aislantes que, combinados con el ejercicio y con la restricción en la ingesta de líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor. Con estas prácticas se exponen al riesgo de alterar su estado de hidratación a causa de una excesiva pérdida de agua. De hecho, un déficit de peso acuoso del 3% es motivo de preocupación cuando no se recupera dentro de un período de 24-48 horas (Fox, 1984). Con cualquiera de estas prácticas, lo único que se consigue es someter a un gran estrés al organismo ya que el agua perdida debe ser recuperada. El agua es indispensable para todo esfuerzo físico. Una buena hidratación permite una mejor recuperación. Una deshidratación imperceptible del 1% del peso corporal disminuye los resultados musculares y físicos en un 10%
En resumen, el consumo de agua en cualquier persona, pero especialmente quienes practiquen deportes, puede marcar la diferencia entre lo saludable y lo peligroso para la salud.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.