Adra y el sueño cofrade de unos niños

Domingo de Ramos. Cinco y media de la tarde. Las puertas de la ermita de San Sebastián de Adra se abren para iniciar el primer desfile procesional del Santísimo Cristo de la Humildad y Esperanza. La imagen, obra del imaginero sevillano Darío Fernández, lo hacía escoltada por aquellos niños que un día soñaron con ser cofrades. Los mismos que hace doce años se hicieron de una pequeña escultura para sacar en procesión cada Semana Santa a su 'Cautivín' y que poco después se verían obligados a dejar de hacerlo para constituirse formalmente como cofradía.

Han pasado siete años desde aquella última procesión y apenas unos meses desde que consiguieron formalmente el respaldo del Obispado de Almería. Ya no son niños, son hombres y mujeres dispuestos a seguir añadiendo esplendor a la Semana Santa de su municipio con respeto y solemnidad, pero especialmente con humildad y esperanza. La del pasado Domingo de Ramos fue una jornada histórica para esta joven cofradía que ya componen más de 200 hermanos. Su hermano mayor, Fran Martín, reconoce que tuvo la sensación de que el tiempo no había pasado. «Todos nuestros cofrades y todo el pueblo seguía estando ahí con nosotros», afirma emocionado.

La procesión se desarrolló sin ostentaciones. El recorrido partió «del barrio que nos vio nacer» y siguió el mismo trayecto que hace siete años cuando la antigua asociación El Cautivo Abderitano tuvo que renunciar a salir en procesión por orden expresa de la Diócesis de Almería. Cada hermano portaba una vela como símbolo de la luz que los ha guiado durante todos estos años de trabajo, tesón y esfuerzo. El Cristo de la Humildad, que salió por primera vez a la calle, estrenó una clámide, obra del jerezano Fernando Calderón. «Fue una tarde cargada de nostalgia y emoción», apostilla su hermano mayor. El 'sueño cofrade' de aquellos niño se hizo realidad.