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«La deuda real del Ayuntamiento en 2012 era de 38 millones, más del doble de la cifra oficial»

Enrique Hernando tiene los días contados como alcalde de Adra. En apenas unas semanas, pondrá fin a tres años y medio de gestión como máximo responsable del Ayuntamiento abderitano. Su mandato, provocado por el nombramiento de Carmen Crespo como delegada del Gobierno poco después de ganar las últimas elecciones de 2011, ha estado marcado por la situación económica. La del país, en general, y la de las arcas municipales, en particular. Hernando reconoce que recibió una «herencia» que desconocía: una deuda de 38 millones de euros, más del doble de la cantidad reconocida públicamente por el equipo de gobierno del que era portavoz. Así lo reflejaron los informes económicos que solicitó a los técnicos del área de Hacienda en enero de 2012, tras asumir el bastón de mando del Consistorio. Operaciones de préstamo, cantidades pendientes de los Planes Provinciales, deudas con proveedores y otros gastos sumaban un montante de 38 millones de euros -y no de 16 como se había informado hasta la fecha- más un millón de facturas «no comprobadas». Niega haberse encontrado facturas en los cajones, pero sí reconoce que pecó de «ingenuo». «Se hicieron cosas que no tendrían que haberse hecho porque, aunque se recaudó mucho, no había dinero suficiente para afrontarlo», aclara.

María Torres

Viernes, 6 de mayo 2016, 11:42

La delicada situación económica que atravesaba el Ayuntamiento a su llegada al poder como primer edil obligó a tomar «medidas urgentes» para poder afrontar una legislatura que casi acababa de iniciarse. Se redujo personal, se ofrecieron facilidades de pago a los vecinos para abonar los impuestos y tasas pendientes, se revisaron los servicios contratados «empresa por empresa» para abaratar su coste, se asumieron otros con medios propios y se recortó en gasto corriente. Se ahorró papel en la impresión de nóminas, los concejales comenzaron a cobrar menos por su asistencia a los plenos y se suprimieron las dietas. Además, se concretó un límite en el gasto con los proveedores. «Ahorro, ahorro y más ahorro», según ha explicado a IDEAL.

Las medidas aplicadas, a juicio del alcalde de Adra, han dado sus frutos. Hoy el Ayuntamiento de Adra ha reducido su deuda en «cuatro millones y medio de euros» con empresas y proveedores, ha ganado liquidez y se ha reducido «considerablemente» el periodo de tiempo en el pago de facturas. «El Ayuntamiento de Adra es hoy un ayuntamiento pagador. Obra hecha, obra pagada, con independencia de las administraciones que ayuden a financiarla, y para eso teníamos que tener liquidez», se congratula hoy.

El Centro de Interpretación de la Pesca, el Hogar del Pescador, la remodelación de la plaza de San Sebastián, la mejora de la estación de autobuses y la rotonda que regula el tráfico en esta zona, el nuevo auditorio Ortiz de Villajos o la pavimentación de más de cuatro kilómetros de caminos rurales son fruto de su gestión al frente del Consistorio en los últimos años. La puesta en marcha de cuatro quioscos de hostelería, la consolidación del Centro Comercial Abierto, la puesta en marcha del polígono industrial El Campillo, la creación de nuevas aplicaciones turísticas, la ampliación de la red de senderos o la apertura de los edificios más singulares durante los fines de semana son otros proyectos de los que Hernando se siente especialmente orgulloso. Asimismo, subraya el apoyo ofrecido a las nuevas empresas. «Adra es el municipio que más negocios ha abierto en los últimos años en proporción con su número de habitantes», puntualiza.

Asignaturas pendientes A falta de pocos días para concluir su mandato, el alcalde de Adra reconoce que algunas obras se han quedado en el tintero. «Por falta de tiempo, por falta de recursos o por otras cuestiones», apostilla. Entre las asignaturas pendientes, Hernando destaca la aprobación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana. El planteamiento urbanístico que marcará el futuro de Adra acaba de aprobarse inicialmente, por segunda vez, y espera la resolución de la Junta de Andalucía. Aunque solo con el visto bueno inicial, Adra recupera 50 hectáreas para la instalación de invernaderos, el municipio necesita suelo comercial y turístico que las antiguas normas subsidiarias no pueden aportar. «El Plan Estratégico que toda ciudad necesita está finalizado en su parte técnica y corresponderá desarrollarlo a la próxima corporación», añade.

Otro de los caballos de batalla que Hernando se lleva con su marcha hace referencia a la defensa de la costa de Adra. «Aunque el estudio está ultimado y apunta a que se construirán espigones, será otro el que lo vea. Yo solo espero que se adjudique la obra cuanto antes», matiza. La limpieza y el encauzamiento del río Adra, un nuevo colegio público para la localidad o la renovación del alumbrado público completan el listado de actuaciones que Hernando hubiese deseado presenciar como alcalde su municipio. Pese a todo, el primer edil es «positivo» también en el balance que extrae de sus más de tres años de dedicación exclusiva al Ayuntamiento.

Auditoría Aunque reconoce que la deuda municipal ha aumentado «ligeramente» a la largo plazo, el alcalde de Adra se defiende afirmando que el Ayuntamiento de Adra ha ganado liquidez. Pese a las insistentes preguntas de IDEAL, Enrique Hernando no desvela la deuda actual. «Esa cifra la clarificará la próxima corporación municipal con una auditoría y yo echaré una mano para colaborar», responde rotundo.

Enemistad con Crespo Enrique Hernando no podrá optar a la renovación de su cargo como alcalde de Adra porque así lo ha decidido la dirección provincial del partido para el que trabaja de forma activa desde hace 16 años. Su enemistad con Carmen Crespo, actual presidenta de los populares en Adra, ha pesado más en la decisión final que su aval como máximo responsable del Ayuntamiento en los últimos tres años y medio.

Según el primer edil, sus discrepancias con la que fuera su antecesora en el cargo y persona de confianza comenzaron en enero de 2012 cuando Hernando pide un informe económico detallado para conocer la situación real de las arcas municipales. Sus discrepancias con Crespo provocaron, además, divisiones internas en su propio equipo de gobierno. Algunos prometieron lealtad a su alcalde y otros a la persona que lo había sido hasta su marcha a Sevilla como delegada del Gobierno en Andalucía. «En todo momento he hecho lo que tenía que hacer y no nos hemos arrugado. He gobernado libremente para intentar sacar adelante a un ayuntamiento que estaba en una situación económica difícil y, además, con un equipo de gobierno dividido lo que ha dificultado aún más el trabajo», afirma sin tapujos.

Después de ocho años de dedicación en el Ayuntamiento, primero como portavoz del gobierno municipal y después como alcalde, Hernando deja la política, pero no descarta volver. A la pregunta «¿le da pena irse?», responde: «Me da pena irme de la forma que me voy».

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