«El simple hecho de contemplar el mar es un espectáculo en sí mismo»

Es de Jaén, vive en Ciudad Real y acaba de 'aterrizar' en Almería. El calor aprieta también en las tierras del hidalgo don Quijote de la Mancha y necesita aire fresco para romper con la rutina. Ha aparcado durante unos días su trabajo como gerente en una cooperativa de aceite para disfrutar del Mediterráneo. Llega cargado de maletas y sólo tiene previsto pasar un fin de semana fuera de casa. José Ruiz no viene solo. - ¿Qué le trae por Almería? - Venimos a visitar a un familiar. Hemos aprovechado la festividad del Corpus en Castilla-La Mancha para ganarle un par de días al fin de semana y poder desplazarnos sin prisas. Tenemos cuatro horas de viaje por carretera y el trayecto se alarga aún más con un niño 'a cuestas'. Todo es imprevisible. -¿Es usted padre? - Sí, padre primerizo. Desde hace un año, ya no viajamos solos. Somos uno más en la familia. Es una niña y se llama Ana. - ¿Es la primera vez que vienen a esta provincia? - No. A Adra venimos normalmente dos veces al año. Además, nos gusta. Es un sitio muy tranquilo, ideal para venir de vacaciones con la familia. La vida aquí es muy distinta al interior. Nosotros somos de Jaén y por motivos de trabajo nos trasladamos a vivir a la provincia de Ciudad Real donde el clima es parecido: inviernos muy fríos y veranos muy cálidos. Sin embargo, aquí las temperaturas son más suaves. Si algo me gusta de Almería es su sol y su mar que es fascinante. El simple hecho de contemplarlo es para mí un espectáculo en sí mismo. - ¿Cómo se plantea un viaje con un niño tan pequeño? - Es totalmente distinto a lo anterior. Requiere mucha más organización, más tiempo y, sobre todo, más paciencia. - ¿Cómo se las ingenian para entretenerlo? - De muchas formas (risas). Muchas canciones, echando mano de las nuevas tecnologías como móviles o tablets e intentado que duerma. - Como padre primerizo, ¿le ha cambiado mucho la vida? - Sí, al cien por cien. Experimentas un cúmulo de nuevas sensaciones desde el principio, pero esa alegría se contrarresta con la responsabilidad que conlleva. Ser padre te obliga a ser consciente de que lo que sostienes en tus brazos depende totalmente de ti y eso te marca de por vida.