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"Recordar la historia para aprender"

José Espinosa, responsable Protección Civil en Adra

María Torres

Viernes, 6 de mayo 2016, 12:19

Por mi edad he podido vivir las tres emergencias graves que se han producido en nuestro municipio en los últimos 50 años. Me refiero a la riada del 73, a los terremotos del 93/94 y este último episodio de inundaciones. De todo ellos, excepto el primer terremoto del 93, este último es el que más desprevenidos nos ha cogido, ya que no había ningún tipo de aviso o alerta que nos hiciera prever la magnitud de las lluvias. Sólo pudimos percatarnos de «lo negro que venía por poniente» y en pocos minutos se produjo lo inesperado, lo torrencial del agua.

Según tenemos conocimiento en algunos pluviómetros caseros del centro de la ciudad, se pudieron registrar hasta 75 mm. en 20 minutos. Destacar que en la riada del 73, la lluvia caída y las inundaciones producidas, independientemente del agua que nos inundó procedente del desbordamiento del Río, fueron menores.

Escucho diversas teorías sobre por qué se han producido las avenidas y, por consiguiente, los daños. Pese a ser políticamente incorrecto, haría una reflexión en voz alta solo con el ánimo de concienciar a mis conciudadanos en algo tan elemental como es la autoprotección. No voy a entrar en un análisis técnico de las cuencas, ramblas, cálculo de avenidas, que si aguas limpias o sucias, etcétera, ya que este tema lo dejo para estudio de los técnicos, pero sí en recordar que cuando era niño en mi casa y en la de los vecinos al final del verano comenzaban a limpiar los tejados, los caños o bajantes, los sumideros de los patios interiores, etcétera. Es decir, se preparaban para las lluvias. Por otro lado, mi padre preparaba las compuertas para colocarlas en la puerta de la barbería, que se encontraba en Natalio Rivas, en el momento que empezaba a llover las colocaba. No quiero decir que la culpa de las inundaciones ha sido el comportamiento de las personas, sálveme de semejante afirmación, ni mucho más lejos de la realidad, pero sí es bueno recordar nuestra historia, ya que así podemos aprender de ella y mitigar los posibles efectos adversos de situaciones no deseables.

No cabe duda, debemos tener en cuenta la evolución de nuestra sociedad, que entre otras cosas se ha traducido en un aumento del parque móvil. Todos hemos podido comprobar que los vehículos han sido un elemento muy significativo y que han influido en resultado de las escorrentías y avenidas que se han producido. En algunos casos, incluso cambiando el curso normal de las aguas de los barrancos y ramblas del casco urbano, lo cual ha propiciado que los niveles hayan sobrepasado en zonas que normalmente no hubiesen sufrido esa altura de lamina del agua. Es una cuestión a estudiar ya que tenemos que aprender a convivir personas con tecnología y evolución.

Por otro lado, significar que ni las mejores previsiones realizadas en los protocolos del Plan de Emergencias Municipal, se podía dar en el tema de personal, ya que en el momento de la tromba de lluvia, debido a que nos encontrábamos en dispositivo especial de Feria, disponía de la plantilla completa de efectivos de Protección Civil y Emergencias (10), así como de los Socorristas de Playas (12), a quienes en pocos minutos se agregaron voluntarios (5). Es decir, contaba con 27 efectivos, los cuales se distribuyeron por las zonas de mayor riesgo en estos casos, así como donde se solicitaba nuestra presencia. Destacar, también, la labor de Policía Local y de los encargados del Área de Servicios de Mantenimiento, ya que la respuesta fue inmediata.

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