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María Torres
Viernes, 6 de mayo 2016, 12:28
«Había unos 60 trocitos de salchicha, previamente cocinados y todos tenían en su interior clavos y cristales», ha denunciado públicamente su dueño, Ramón Manzano. El caso ha ocurrido en la calle Cercado de Adra, en las inmediaciones de la iglesia que hay en construcción. La ingesta de este maléfico y laborioso 'aperitivo' pudo haberles causado una muerte lenta y dolorosa, una agonía gratuita, premeditada y cruel.
En principio es un caso puntual. Las clínicas veterinarias consultadas por IDEAL no han atendido casos de este tipo recientemente. «Está claro que alguien se quiere cargar a mis perros como sea. Las salchichas estaban en la puerta de mi casa y en un rincón al que suelen ir a jugar. Es un acto incívico, inhumano y cobarde», afirma el propietarios de los perros, aún con el temor de que pueda volver a pasar. «No podemos denunciar, no tenemos pruebas para acusar. Hemos preguntado en las ferreterías, a los vecinos, pero nadie ha visto nada. Sólo tenemos constancia de que a ciertas personas del vecindario no les gustan nuestros cachorros, pero queremos creer que no vivimos cerca de mentes tan enfermas y malvadas», apostilla.
No es la primera vez que este vecino de Adra sufre un caso similar. En los últimos diez años, ha perdido a dos mascotas por intoxicación. Consumieron carne envenenada y la muerte fue instantánea. A su juicio, los autores de estos hechos ponen también en peligro la salud de los niños que juegan en la calle. «Es inconcebible que ocurra esto. No entiendo por qué no nos dejan vivir tranquilos y en paz con nuestras mascotas», apunta con cierta impotencia.
Envenenamientos intencionados
Los casos de perros envenenados se han reducido de forma considerable en los últimos años por la restricción de determinados productos de uso agrícola. Aún así, siguen existiendo «envenenadores» en determinadas zonas del término municipal de Adra. «Son psicópatas. Cada cierto tiempo nos llegan varios envenenamientos de perros que viven casualmente en la misma calle», advierten en una clínica veterinaria de la localidad. La semana pasada otra clínica consultada por IDEAL hizo frente a una intoxicación por organofosforado que requirió una limpieza rectal y de estómago. Según los veterinarios, resulta complicado distinguir un envenenamiento fortuito de uno intencionado. Para evitar estas situaciones, se recomienda llevar siempre llevar atado al perro con correa y vigilar «que no coma nada del suelo».
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