«Es un orgullo que venga tanta gente de fuera a probar la gastronomía de Berja»

- ¿Cómo se trabaja en familia? - Yo no he trabajado nunca de otra manera. En este bar he vivido, he comido, he echado la siesta, he hecho los deberes y ahora me encargo de dirigirlo junto a mi madre. Es un punto de encuentro para la familia y, aunque es duro porque se trabaja de lunes a domingo, yo estoy a gusto. Lo que he mamado desde pequeño. -¿Cómo se fundó El Cahete? - De la mano de mi abuelo, que era muy negociante. Tenía mulos y le gustaba mucho la venta. Empezó comprando jamones y vinos en Barcelona que luego vendía en la sierra. Primero se hizo de una bodega, cercana al bar, y después compró el bar. En sus orígenes fue una casa-bar y permanecía abierto 18 horas al día. Por su cercanía al mercado, servía a los comerciantes para resguardarse de la lluvia o para hacer tiempo en su trabajo. Yo pertenezco a la tercera generación. - ¿Cuál es el secreto de El Cahete? - No haber cambiado nada. En 30 años no han cambiado las cocineras, ni la calidad de los productos que ofrecemos. Ahora que está tan de moda el concepto de 'gastrobar', cuesta encontrar un sitio en el que poder probar la comida de siempre como la carne al horno, el arroz con caracoles o los guisos tradicionales. Hay quien viene expresamente buscando nuestras patatas al ajillo, pero también nuestro choto o nuestro lomo con ajos. - ¿Y qué me dice del trato al cliente? - Es fundamental, tanto que intento no tomarme días libres. Cada uno de nosotros es fundamental en el día a día del negocio porque conocemos a nuestros clientes, sus gustos y los detalles que les gustan. Excepto los turistas que llegan en verano, nuestros clientes son familias que vienen de generación en generación o personas ya recomendadas por clientes habituales. Esa publicidad es impagable. - Berja celebrará una nueva 'ruta de la tapa' entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre. ¿Estarán presentes? - Sí, es un éxito. Supone un esfuerzo ofrecer una tapa original y elaborada en un bar grande como este, pero lo hacemos con mucho esmero. Es un orgullo que venga tanta gente de fuera a degustar la gastronomía virgitana. Pueden convertirse en clientes habituales.