«La vega de Adra está en peligro por el río y la mitad del pueblo, también»

Nos lo encontramos viendo la vida pasar frente a la antigua nacional 340 que atraviesa Adra, junto a la desembocadura del río. Es vecino de Puente del Río y vive jubilado desde hace años. Tantos que le cuesta concretarlos. Padre de dos hijos, sus ojos reflejan la tranquilidad de quien ya está de vuelta y sus manos, la dureza de haber trabajado en el campo. - Hábleme de usted, Juan. - Nací en un cortijo de Adra, en el Pardo, en el año 32. Siempre he sido agricultor. He trabajado en la vega. Fueron años buenos de mucho trabajo. Tengo dos hijos, cinco nietos y cuatro bisnietos y vivo en Puente del Río. - ¿Vivió la riada de 1973? - Sí. Estaba en la vega trabajando cuando llegó el agua. El agua se desvió por otro lado y no tocó de lleno mis invernaderos. Tuve que colocar compuertas en uno de ellos para protegerlo del agua. Afortunadamente no me pasó nada, pero aquello fue una catástrofe como la que hemos vivido hace nada en Adra con las inundaciones de septiembre. - Cuando han pasado 42 años de aquella riada, ¿cómo está el río? - Fatal. Hace falta limpiarlo, pero ya mismo. Eso tendría que ser una urgencia para quienes mandan. La vega está en peligro, un montón de hectáreas, y la mitad del pueblo también. - ¿Tienen miedo los vecinos? - ¡Cómo no vamos a tener miedo después de lo que hemos pasado! Como venga una riada, acaba con Adra porque hoy el río está peor de lo que estaba hace 42 años. Y lo peor no está aquí, en la desembocadura, sino de La Alquería para arriba que está todo lleno de cañaveras y el río ni se ve por donde discurre. - ¿Confía en que empiece pronto la limpieza? - Yo ya no me creo nada porque llevan 13 o 14 años diciendo que lo van a limpiar y cada vez está peor. Para mandar sí hay prisa, pero para limpiar el río no. - ¿Cómo pasa los días usted? - Aburrido. A mí me gustaría estar joven para poder trabajar. Paso ratos con mis nietos, hago algunos 'mandaíllos' a mi mujer, me siento en este banco por la mañana y por la tarde charlo en el bar con los amigos. ¡Ya no estoy para amigas! (Risas). - ¿Se encuentra bien? - Bueno, si no me dolieran las rodillas de aquí para abajo, estaría mejor. Pero los años no pasan en balde, como me dicen mi mujer y mi hijo.