«Se han perdido muchos recuerdos por el camino por no revelar fotos»

- ¿Cómo capta Fernando el momento? - Con mucha paciencia. Si se trata de una persona, hay que tirar de psicología y, si es un bebé, la paciencia debe ser inmensa. Quizá sea lo más complicado de fotografiar porque tú no controlas la situación sino que está en sus manos. Me ayudo de los padres, los implico bastante y de paso ven lo difícil y lento que es obtener una buena fotografía de un bebé.

- A lo largo de estos años, ¿cómo se ha adaptado a las nuevas tecnologías? - En constante evolución. Nosotros, además de fotógrafos, también tenemos un laboratorio desde hace casi 30 años y esto implica tener más conocimientos aún. Es otra historia. El cambio a lo digital hace 15 años ya supuso un giro, pero anteriormente también estábamos obligados a reciclarnos.

- ¿Ha cambiado la demanda de sus clientes? - Sí. Hemos tenido que acostumbrar al cliente a revelar fotos digitales. Las cámaras digitales tienen fecha de caducidad y los discos duros de los ordenadores, también. Se han perdido muchos recuerdos por el camino por no revelar y pierdes parte de tu identidad y de tu vida. A fuerza de palos, la gente ha comprendido finalmente que es necesario y vienen a revelar en grandes cantidades.

- ¿Están de moda de nuevo las cámaras analógicas? - Sí. Tengo clientes que las han desempolvado y otros que nunca han dejado de usarlas. La suavidad y la gama tonal de lo analógico son muy distintas en lo digital.

- ¿Cómo se distingue Fernando Fotografía de la competencia? - Siempre hemos apostado por el trato con el cliente por encima del dinero. Es fundamental no engañar porque eso nos da una paz interior que necesitamos. Pero también es importante aconsejar, asesorar y añadir un extra al servicio que pide hasta alcanzar la mejor opción. Tratamos al cliente como nos gustaría a nosotros que nos tratasen si estuviésemos al otro lado del mostrador.