"Llevo más de 30 años en Protección Civil y siempre seré un aprendiz"

Protección Civil es su vida. No le queda tiempo para más. Desde hace más de 30 años, dedica a su trabajo «los 365 días del año y las 24 horas del día». José Espinosa, responsable de Protección Civil en Adra, acaba de recibir dos distinciones de máximo nivel en apenas un mes: la Cruz Oficial de la Orden al Mérito Civil que concede el Rey de España a través del Ministerio de Asuntos Exteriores y la Cruz al Mérito de la Protección Civil. Dos reconocimientos extraordinarios para una labor incondicional. - ¿Cómo ha encajado la coincidencia en el tiempo de estas distinciones? - Primero con sorpresa y después con satisfacción. Creo que está relacionado con la edad y eso que aún me quedan seis años para jubilarme...(risas). Que den una palmadita en la espalda y reconozcan tu trabajo es muy alentador.

?¿Cómo llegó a Protección Civil? ?En al año 82 yo era funcionario y trabajaba como agente de la Policía Local en Adra. Hice un curso de formación que incluía entre sus materias Protección Civil, algo que sonaba a chino por aquella época. Lo suspendí y me mosqueé de tal forma que empecé a indagar sobre el asunto. Comprobé que había mucho camino por recorrer. Me apasionó poder dar forma a algo nuevo y en el 88 me hice voluntario. Ocho años después, me nombraron jefe de Protección Civil en Adra.

- ¿Cómo recuerda aquellos primeros pasos? - Sólo había un convenio firmado. Me entregaron una caja de cartón con ocho o diez monos de color naranja, dos 'walkie-talkie' y una emisora. De ahí partió un trabajo sin descanso en el que se ha implicado mucha gente. Cerca de 400 voluntarios y 200 objetores de conciencia han pasado por aquí.

?¿Cómo es un día cualquiera en Protección Civil? ?Tiene de todo menos de monótono. Nunca sabes qué se puede presentar porque tocamos muchas cuestiones, desde trabajo de oficina a apagar un incendio o rescatar a una persona en el mar. Nunca esperas nada porque se te puede presentar de todo.

- ¿Cuál ha sido el momento más duro al que se ha enfrentado? ?Un incendio forestal por el Camino Viejo de Turón en el que nos vimos atrapados tres compañeros. Dos de ellos sufrieron quemaduras de segundo y tercer grado y estuvieron a punto de morir.

- ¿Y el que recuerda con más cariño? - La homologación de los planes de emergencia. El de Adra fue el primer plan de actuación local en terremotos de España y el tercer plan municipal de emergencia de Andalucía. Me siento especialmente orgulloso de unos planes que son referentes a nivel nacional e internacional. Esa es mi aportación al municipio en el que vivo.

- ¿Qué resulta clave para atender una emergencia? - Tener información veraz de lo que está ocurriendo, un protocolo de actuación actualizado y buenos equipos. La prevención, además, debe ser una constante. No hay una mentalidad de autoprotección ni de riesgo. El 90 por ciento de las emergencias por lluvias se podrían evitar con un mantenimiento adecuado, por citar un ejemplo. La colaboración ciudadana es vital.

- ¿Se suele llevar a casa las emergencias que ha vivido un día normal? - Intento mostrar cierta distancia en cada caso. He atendido accidentes que no he sabido exactamente quiénes eran los implicados hasta el día siguiente. Es mi cortafuegos particular para ceñirme exclusivamente a la emergencia. Pese a todo, a veces falla cuando se trata de menores. Al regresar a casa intento pensar sólo en lo positivo. Me digo a mi mismo que he hecho lo que he podido y lo mejor que he sabido y analizo lo que es mejorable. Ahora intento desconectar con mis nietos y antes no tenía tiempo ni días. Pocas veces he salido a tomar unas cervezas. No sé lo que es ir con mis hijas a una feria, a ver las carrozas o a una procesión.

- Cuando todo es tan imprevisible, ¿es posible aprender de los errores? - Nunca hay dos emergencias iguales. Cada emergencia es una experiencia nueva que te hace adaptar de nuevo la forma de gestionarla. Nunca terminas de aprender del todo. Yo llevo más de 30 años en Protección Civil y siempre seré un aprendiz.

- ¿Se siente recompensado? - No busco recompensas porque el tiempo dedicado no se puede pagar, pero la satisfacción de ayudar a los demás en caso de emergencia es mi motor. Ayudar a tu vecino te llena y te hace sentir bien, aunque a veces se te reconozca y otras veces no.