¡Aquellos turistas!

Posiblemente Adra sea el único pueblo que tenga costa, de más de 20.000 habitantes desde Portugal hasta Grecia por todo el Mediterráneo y parte del Atlántico, que no cuente con un hotel en su casco urbano. Para mí esto es un dudoso honor.

Partiendo de la anterior aseveración quisiera volver la vista atrás hasta los años sesenta, setenta, ochenta y aún noventa del siglo pasado. Los que tenemos cierta edad seguramente recordaremos (algunos con especial cariño por nuestras circunstancias) los establecimientos señeros del 'Hotel Abdera', 'Hostal Delfín', camping 'La sirena loca', camping 'Las gaviotas' y los más alejados de 'La habana' y 'Las vegas'. Todos en su justa medida y en según qué épocas contribuyeron a los años más fructíferos del turismo en Adra en mi opinión. Desde el año 1959 en que abrió sus puertas el 'Abdera' y hasta el final del siglo pasado en que echaron el cierre algunos de los establecimientos antes citados se produjo en Adra una efervescencia de visitantes nunca antes vista. Varios motivos influyeron para mí en el desarrollo de nuestra ciudad en este sentido. En primer lugar, la existencia de lugares para pernoctar, a mi juicio es esencial. Algunos amigos cuando hemos tratado el tema, piensan que antes de abrir nuevos establecimientos hay que dotar a Adra de infraestructuras; yo pienso que es al revés. En aquellos años las infraestructuras brillaban por su ausencia, pero había donde quedarse. Ahora tenemos recién terminada la A7 (los políticos alardean de ello, ¡ya era hora!), y solo sirve creo yo para que los posibles turistas pasen de largo, pues no tienen la posibilidad de conocer nuestra ciudad verdaderamente al no poder pasar la noche.

El segundo motivo por el cual pienso nos visitaban antaño los turistas no puede ser otro que el carácter especial de nuestra gente y nuestro pueblo. Si no, podrían explicarme ¿qué puede hacer que desde el año 1970 hasta aproximadamente 20 años después un señor de Bruselas venga con su caravana arrastrando hasta nuestro pueblo, para afincarse en una parcela de 15 metros cuadrados con las precariedades que ofrecían nuestros establecimientos? No hay lugar a dudas, que nuestra idiosincrasia, como pueblo acogedor y no masificado pero sediento de visitantes que éramos entonces, fue el principal motivo para que esto ocurriera. Prueba de ello, es que aún pasados los años y sin lugares donde dormir hay algunos de aquellos turistas que nos visitan, es más algunos se han quedado a vivir entre nosotros, y todavía más algunos han formado familia con paisanos nuestros.

Añoro aquellos años con especial cariño por mi relación con este mundo, y también recuerdo algunas de las críticas que en aquellos años se hacían de aquel turismo. Decían algunos, que el turismo de camping era de poco poder adquisitivo, que no era un turismo que gastara mucho dinero. Yo les proponía, que preguntaran a los que tenían puestos en el mercado municipal. Las mañanas de verano era un hervidero. Las familias que venían a los campings tenían también hijos en edad de salir y gastar en nuestros establecimientos de hostelería. Una imagen señera de Adra era la terraza del bar 'La granja' llena a rebosar de paisanos pero también de muchos forasteros y extranjeros que nos visitaban. Hoy muchas personas quieren visitarnos, aunque sea para un fin de semana, y no pueden. ¿Dónde se quedan? Por supuesto, que es difícil abrir un establecimiento hotelero en las actuales circunstancias, pero a modo de ocurrencia quizás, no podría el Ayuntamiento de Adra elaborando un estudio minucioso previo solicitar la apertura de un Parador de Turismo. Me consta que Almería capital y Vícar ya lo han hecho sin éxito hasta ahora. Ahí dejo la idea.