María Torres
Viernes, 6 de mayo 2016, 11:25
Hacen falta más. En municipios como Roquetas de Mar se suelen registrar varios casos y en otros, como Adra, brillan por su ausencia desde hace una década. El objetivo es evitar que los menores que no pueden convivir con sus progenitores, por motivos evidentes de maltrato o falta de cuidados, puedan sentir el calor de un hogar. «Estar en familia nutre física y emocionalmente. Los niños ganan peso, altura y alegría», apunta Leticia Cabello, responsable del programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja en Almería. Aún así, la decisión no es fácil. «He dejado de hacer cosas que antes hacía y ahora hago otras distintas, pero compensa. Estoy muy contenta y muy orgullosa. Doy cariño a cambio de recibir más cariño», afirma con rotundidad Mari Paz. «En nuestro día a día somos una familia a todos los efectos», sentencia.
Publicidad
Estabilidad Aunque no existen unos criterios concretos para acoger temporalmente a un menor en riesgo de exclusión social, la base del proceso es la «estabilidad». Quienes soliciten participar en el programa de Acogimiento Familiar deben disponer de recursos para mantener al menor, motivación para darle cariño y disponibilidad para su cuidado. El primer paso es contactar con Cruz Roja Española en Almería y el segundo, participar en una sesión informativa. «Hay distintos tipos de acogimiento -de urgencia, temporal, permanente o especializado-, pero en todos hay un menor cuya tutela ha sido retirada a sus progenitores por parte del Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía, generalmente por haber vivido una situación de maltrato o de negligencia», apunta Leticia Cabello, responsable del programa. Convencida del paso, la persona o familia que mantenga su intención de acoger a un menor debe solicitarlo formalmente y recibir una formación previa. Por último, se realiza la entrevista que establece si el solicitante es o no apto. «Pese a que necesitamos candidatos, a veces tenemos que decir que 'no' porque no hay una estabilidad suficiente, una motivación compartida o fortaleza sobrada para afrontar la despedida. Lo tenemos que hacer par evitar fracasos a posteriori», matiza.
Temporalidad Mari Paz optó en su día por un acogimiento permanente y, cumplida la mayoría de edad, el menor podrá levantar el vuelo. Los casos de acogimiento familiar son siempre temporales. «No es una adopción porque siempre se mantiene un vínculo con la familia de origen y, en función de cada caso, se prolonga más o menos en el tiempo», aclara Cabello. Cuando los menores no superan los seis años, el acogimiento se gestiona con carácter de urgencia y no se prolonga más de seis meses. En el resto de los casos, excepto en los acogimientos permanentes, el periodo ronda los dos años. «Los niños necesitan sentirse especiales y tener un vínculo con una familia, aunque no sea la suya. En un centro de menores no encuentran la estabilidad que requieren de forma innata. Necesitan tratar con personas, no con profesionales», justifica Cabello. En la actualidad Cruz Roja gestiona 138 acogimientos en la provincia de Almería: 108 en familia extensa y 30 en familia ajena. La despedida siempre llega y la recompensa para ambas partes, también.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.