Adra, un año después de la tormenta

Aunque se han afrontado actuaciones preventivas, una tromba de agua similar sería inasumible

María Torres

Lunes, 3 de octubre 2016, 09:28

Nada hacía presagiar lo que se avecinaba. No había alertas ni previsiones meteorológicas preocupantes. Tan sólo un cielo encapotado que, en apenas 15 minutos, descargó con fuerza 40 litros de agua por metro cuadrado hasta sumergir bajo el lodo el casco urbano de Adra. Un año después de la tragedia, que se saldó con cuantiosos daños materiales, pero ninguna pérdida personal, los abderitanos siguen mirando al cielo con temor y la lluvia, aunque siempre es bienvenida, sigue generando cierto desasosiego en esta localidad de 25.000 habitantes.

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Las imágenes de aquel 7 de septiembre siguen frescas en la memoria de quienes las vivieron en primera persona. La tromba de agua afectó a 400 personas, anegó 50 viviendas y un treintena de locales comerciales, obligó a rescatar a 30 conductores y dañó 200 vehículos. En el campo, las lluvias torrenciales truncaron las cosechas de decenas de invernaderos y colapsaron los accesos a las explotaciones agrícolas. Es el balance de una tormenta que sorprendió al municipio en plena feria y de la que, aún hoy, no ha logrado reponerse en su totalidad.

Manos a la obra

Varias han sido las actuaciones que, a lo largo del año, se han afrontado para paliar lo ocurrido y prevenir futuras avenidas de agua. La mayoría, con carácter de urgencia, aunque inevitablemente se establecieron prioridades. Al dispositivo de limpieza que se activó con los primeros rayos de sol, trabajando sin descanso durante una semana, se ha sumado el mantenimiento de la red de alcantarillado en un estado óptimo. También se actuó de inmediato en la puesta en fucionamiento de los caminos rurales, capital para el principal sector económico de la localidad. El Ayuntamiento asumió el arreglo de más de 80 kilómetros que quedaron sepultados bajo el lodo.

A consecuencia de las inundaciones del pasado año, se han habilitado nuevos puntos de desagüe para el drenaje del agua de lluvia. Especialmente relevante es la obra que se desarrolló en Rambla de las Cruces, epicentro del desastre, donde se ha mejorado el sistema de absorción. Salida natural del agua al mar, esta rambla se convirtió en un embudo para decenas de vehículos, contenedores y distintos objetos, que fueron arrastrados sin rumbo aquel 7 de septiembre. En este sentido, también se ha actuado en el entorno de la Estación de Autobuses. Según ha informado a IDEAL el Ayuntamiento de Adra, actualmente se están habilitando tres nuevos imbornales en el bulevar de Poniente y se están construyendo dos nuevos pozos de filtro en las inmediaciones del colegio público Mare Nostrum para evitar el habitual colapso en la entrada al centro por el agua.

Por el contrario, un año después de lo ocurrido, las ramblas que desembocan en el mar y la suciedad que acumulan siguen estando o en el punto de mira. También lo está el río Adra, que espera desde hace años una limpieza que nunca llega. Las ayudas prometidas por la Junta de Andalucía para sufragar los daños provocados en las infraestructuras rurales, tampoco. Están valoradas en más de un millón de euros. El Gobierno de España, por su parte, sí liberó una partida de 100.000 euros para recuperar la normalidad en el municipio. La Diputación de Almería también colaboró con personal y maquinaria de refuerzo.

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Valoraciones

Ante un verano seco que se niega a despedirse y un otoño que se avecina lluvioso, lo cierto es que una tromba de agua similar a la que Adra registró el 7 de septiembre de 2015 resultaría inasumible. «Las inundaciones de ese calibre son totalmente desmesuradas y ocasionan siempre complicaciones debido a su singularidad, es algo inusual», matiza el alcalde, Manuel Cortés, que ha puesto de relieve las grandes inversiones realizadas en esta materia en los últimos años. «Seguramente, las lluvias del pasado 7 de septiembre, si se hubiesen producido antes de las grandes intervenciones que se han realizado y que han superado los cuatro millones de euros, hubiesen provocado muchos más problemas», afirma.

Desde el principal partido de la oposición también se apunta a la excepcionalidad de unas lluvias que dejaron una imagen dantesca de Adra. «Sabemos que ante las inclemencias del tiempo no podemos hacer mucho, sobre todo cuando los fenómenos nos sorprenden en la forma en que lo hicieron el 7 de septiembre», reconoce la portavoz municipal del PSOE, Teresa Piqueras, que insiste en la importancia de mantener limpios los imbornales y en el acierto de actualizar el plan municipal de emergencias, que había quedado obsoleto.

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Por el contrario, desde otras formaciones políticas como Plataforma Ciudadana Abderitana se apostilla que, un año después de la tormenta, «la situación no ha variado mucho». Plataforma centra su atención en el barranco de La Noria, origen de un caudal de agua incontrolado que arrasó con todo lo que encontró a su paso. «La rambla tiene basura, también las laderas, y las condiciones para evacuar el agua a través de los sumideros no son las más idóneas», denuncian, al tiempo que plantean la necesidad de prohibir el estacionamiento de forma puntual en esta calle. «Debería realizarse un estudio detallado sobre las máximas avenidas registradas, el caudal acumulado y las dimensiones de las tuberías para actuar en consecuencia y acometer obras de mayor envergadura. De lo contrario, volveremos a tener problemas», augura Francisco Toledano, miembro de la plataforma vecinal. Coincide con Ciudadanos: «Adra no está preparada para soportar unas lluvias como las del año pasado». Su portavoz municipal, Pedro Peña, aboga también por prohibir el estacionamiento en la Rambla de las Cruces y desviar su cauce hacia la rambla del Cercado. «Fue una fatalidad la confluencia en el tiempo de las lluvias torrenciales con la acumulación de varios caminos que fueron arrastrados hasta provocar un tapón», destaca.

En cualquier caso, valoraciones al margen, el 7 de septiembre queda perenne en la memoria de los abderitanos como una fecha para recordar y de la que aprender.

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