«Quiero que se me reconozca por algo que haga bien, no por ser mujer»
ENTREVISTA ·
María Trinidad Pérez lleva 25 años al frente de una plantilla formada por una treintena de agentes y apela a la «legalidad, a la ética, a la planificación y a la comunicación» para basar sus decisionesmaría torres
ADRA
Miércoles, 30 de marzo 2022, 19:00
El 21 de julio de 1997 se puso al frente de la Policía Local de Adra, el pueblo que la vio nacer y crecer. En su primer día de trabajo, «no tenía ni uniforme ni experiencia» y su primer acto de servicio fue en la barriada de Guainos, en un accidente de tráfico con personas atrapadas en el interior del vehículo. Han pasado 25 años desde entonces y María Trinidad Pérez sigue siendo la inspectora jefe de un cuerpo policial formado por una treintena de agentes. Sobre sus espaldas, la responsabilidad de velar por la seguridad de una población de 25.500 habitantes.
–¿Qué le empujó a ser policía local? ¿Nació con esta vocación o se forjó con el tiempo?
–Estudié Derecho en Granada y también Criminología y Criminalística. Empezó a interesarme más el Derecho Policial y especialmente la prevención. Me gusta la Policía Local, de barrio o preventiva, porque somos los que más en contacto estamos con la población, con sus problemas y con la forma de prevenirlos. Me animaron a prepararme para optar a una única plaza de jefe de policía que había quedado desierta un año antes. Estuve cerca de dos años preparándome, me presenté y aprobé.
–¿Fue dura aquella preparación?
–Para mí estudiar no era duro, pero sí las pruebas físicas. Recuerdo que tuve un esguince e iba al gimnasio con muletas. Me costó sudor y lágrimas, pero al final lo conseguí. Fui la única mujer que se presentó. Entré directamente de jefa de policía sin experiencia ninguna y sólo había una mujer en el cuerpo, que entró en el año 84. Ahora estamos dos mujeres y una más en prácticas, que se acaba de incorporar.
–Han pasado 25 años, pero el número de mujeres no ha aumentado de forma relevante. ¿A qué se debe?
– Anteriormente se presentaban muy pocas mujeres a las oposiciones, quizá porque ni se lo planteaban, pero últimamente se ha ido incrementando la proporción. Las mujeres que se presentan llevan muy buena preparación. Saben lo que quieren, tienen mucha vocación y lo consiguen.
–¿Cómo se convive con la responsabilidad de dirigir la plantilla de la Policía Local?
–Es una responsabilidad conjunta muy grande, pero más complicado aún es lidiar con la impotencia de no poder responder ante cosas que no dependen de nosotros e incluso del propio municipio. Yo intento motivar a los agentes a través de diálogo. También muy importante reconocer el trabajo bien hecho. Generalmente les basta una palmadita en la espalda, no piden más, o se hace un reconocimiento público. Igual de importante es reprobar al que no lo hace bien con un expediente disciplinario. Mis criterios básicos son la legalidad, la ética, la programación y la comunicación.
–¿Se ha sentido cuestionada por ser mujer?
–Dentro de la jefatura, no. Intento implicar a todos en este trabajo, aunque al final decida yo como responsable última. Fuera sí me he sentido cuestionada, en la calle y durante los primeros años. Hoy esto ya no pasa. En 25 años hemos cambiado mucho, pero en este trabajo -que siempre ha sido un 'trabajo de hombres'- una mujer tiene que demostrar que vale y, además, durante un tiempo. Sin embargo, un hombre entra a trabajar y se da por supuesto que vale para esto. Ahí está la diferencia.
–Pese a esta dificultad añadida, no está a favor de que se le reconozca por su condición de género.
–Quiero que me premien o me reconozcan por algo que haga bien, no por ser mujer, pero reconozco que en esta sociedad aún quedan prejuicios.
–¿Existe la conciliación en esta profesión?
–Todas las mujeres que trabajamos tenemos el problema de la conciliación, pero si tienes una pareja con un proyecto de vida en común que comparte tareas y obligaciones es más sencillo. Yo no tengo horarios definidos y cuando todo el mundo, incluido los niños, está de vacaciones es cuando más trabajo tenemos. Necesito ayuda. En la jefatura no hay dos días iguales.
–¿Cuáles han sido las situaciones más difíciles que ha vivido en estos 25 años de trayectoria profesional?
–Antes de marzo de 2020, las inundaciones de septiembre de 2015. Después de esta fecha, la pandemia. No sabíamos a qué nos teníamos que enfrentar. La declaración del estado de alarma, los cambios constantes en la normativa vigente, la coordinación con la Guardia Civil y la incertidumbre como personas que somos. Todo sumaba. Se elaboraron unos protocolos para no contagiarnos y para intentar no llevarnos a casa algo que no sabíamos muy bien lo que era. Todos nos echamos a la calle, sin medidas de protección, desde el primero al último, y renunciamos a vacaciones y días libres. La pandemia ha sido lo peor a lo que me he enfrentado, sin duda, pero lo que más me ha servido para valorar la policía que tengo.
–Entonces todo fueron aplausos hacia su labor. ¿Hoy se siguen sintiendo reconocidos por la sociedad?
–Yo creo que sí, que se nos valora, aunque a veces no se nos exprese. Es cierto que la parte sancionadora no es agradable, pero es nuestro trabajo y la gente lo comprende así. Hace unos años se detuvo a un grupo de menores por determinados actos vandálicos y vino personalmente una madre a darnos las gracias porque no sabía que su hijo hacía estas cosas y no tenía buenas compañías. Se logró enmendar y hoy es un chico de provecho. Uno de nuestros problemas de cara a la sociedad es que se desconoce nuestro trabajo. A nosotros no nos interesa denunciar sino prevenir. Trabajamos en la prevención con menores, con personas mayores, también tocamos temas de educación seguridad vial y de mediación, protegemos a víctimas de violencia de género, realizamos detenciones y actuaciones con otros cuerpos que no podemos contar, etcétera. Y, para ello, contamos con la ayuda de la colaboración ciudadana, que es fundamental.
–¿Es Adra una ciudad segura?
–Los datos que analizamos en las juntas locales de seguridad, en coordinación con la Guardia Civil, nos indican que Adra es una de las ciudades más seguras de la comarca del Poniente. Es cierto que tenemos una necesidad imperiosa, que es aumentar el número de agentes y el número de oficiales, y se está trabajando en ello con la convocatoria de nuevas plazas y de promoción interna. Esta falta de agentes se acentuó en 2018 con un decreto-ley que permitió la jubilación de policías con 59 años y 35 de cotización. En Adra, se jubilaron siete agentes de golpe y se unió a que no se habían convocado plazas anteriormente. No obstante, tengo que subrayar que recientemente se nos ha dotado de cuatro vehículos patrulla nuevos y de chalecos antibalas, que no teníamos.
–¿En qué otros proyectos se trabaja para mejorar la seguridad ciudadana en Adra?
–Vamos a inaugurar en breve la Oficina de Atención a la Víctima de Violencia de Género y hemos creado una Unidad Canina que queremos potenciar para acabar con el consumo de estupefacientes en nuestras calles. En marcha también está la instalación de cámaras de vigilancia en parques y jardines y está pendiente la creación de una Unidad de Tráfico y otra de Seguridad. Tenemos, además, muchos proyectos con Servicios Sociales y se está interviniendo con personas mayores y con personas con enfermedades mentales.
–De la futura jefatura en la Alcoholera, ¿hay algo cerrado?
–Existe la intención y la voluntad de mejorar las instalaciones, pero hace falta dotación presupuestaria para preparar el edificio con los requisitos de seguridad que exigen.
–¿Qué le diría a una joven de 26 años, como tenía usted cuando ingresó en el cuerpo, que esté sopesando la idea de ser policía local?
–Que si tiene propósito y vocación, que es fundamental en este trabajo, que se prepare y adelante. Se le tratará exactamente igual que a un hombre. Debe saber que no es un trabajo fácil: cada día se pueden plantear situaciones insospechadas a las que hacer frente y hay que dar ejemplo las 24 horas. No todo el mundo vale para serlo.
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