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Dolores Reyes y Francisco Campoy. M. T.
«Nos reinventamos y empezamos a coser»

«Nos reinventamos y empezamos a coser»

Dolores y Francisco cerraron su tienda de moda de bebé después de 20 años y emprendieron una nueva experiencia empresarial entre bordados y trajes de flamenca

María Torres

Adra

Miércoles, 30 de agosto 2023, 10:26

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Dolores Reyes solo era una cría cuando aprendió a coser. Por aquel entonces, las niñas solían aprender algo de costura para convertirse en 'mujeres de bien'. Un oficio al que no recurriría hasta muchos años después, cuando decidió cerrar su tienda de moda infantil tras el varapalo de la crisis de la construcción y el declive del comercio tradicional. Hoy, en su taller de costura, no da abasto. Le llueven los pedidos, desde bordados para bebé y ropa de trabajo hasta trajes de flamenca y batas de cola. Lo más satisfactorio, según confiesa: «Me dan las gracias por mi trabajo».

Casi sin pretenderlo, esta abderitana se ha convertido en una costurera de referencia en la comarca del Poniente. En plena temporada alta, por las fiestas y y las ferias, su máquina de coser no cesa. Su creatividad, tampoco. «Todo lo que hago lo diseño yo», nos aclara. A su lado, su mano derecha, su marido desde hace 30 años, Francisco Campoy. «Después de 20 años, las cosas no iban bien en la tienda así que decidimos reinventarnos y empezamos a coser. Ya por entonces teníamos pedidos de cosas para bebé y llegamos a tener más pedidos de eso que de lo que pedía en fábrica», relatan a este periódico.

En base a los números, este matrimonio cerró la que había sido su principal fuente de ingresos en la calle Natalio Rivas y apostó por un taller de costura junto al Museo de Adra. Han pasado cuatro años desde entonces y el balance es «muy positivo». «Compramos varias bordadoras industriales y atendemos pedidos de todos sitios. Principalmente, serigrafía bordada para ropa de trabajo, hermandades y cofradías, bandas de colegios, ropa de bebé y hasta trajes de flamenca», señala Francisco.

La crisis, una oportunidad

La crisis del coronavirus marcó un punto de inflexión en la nueva aventura empresarial de Dolores Reyes y Francisco Campoy. Padres de dos hijos, encontraron en la crisis la oportunidad: «Empezamos a hacer mascarillas. Trabajábamos 16 horas para hacer 400 mascarillas diarias. Hicimos mascarillas para toda España», recuerda hoy Francisco. «Aquello nos sirvió como trampolín para dar a conocer nuestra forma de trabajar y consolidar nuestro proyecto», reconoce. Una aventura empresarial que juntos siguen hilvanando a diario con dedicación, esfuerzo e ilusión.

Ampliar mercado

Él no sabía nada de costura. «Todo me lo ha enseñado Dolores, mi mujer», asevera. Hoy reconoce que la costura le «engancha» y le «relaja». Juntos forman un equipo infranqueable. «Nos han ofrecido la posibilidad de participar en desfiles de moda flamenca para abrir mercado incluso», comenta él. Este sector se perfila como un posible nicho de mercado para su negocio.

Ella lo descarta a priori. «Nosotros comenzamos cada diseño desde cero. Cortamos, bordamos y fabricamos. Me da miedo abarcar más de lo que puedo. La costura es muy delicada y requiere muchas horas», matiza. Tanto, que la jornada laboral comienza a las seis de la mañana en este taller de costura y se alarga hasta las ocho y media de la tarde. «Una vez, hicimos 107 vestidos de flamenca entres meses», recuerdan. «Es lo que menos me gusta de la costura, las horas que necesita y que tienes que echar de más para que salgan las cuentas. Si le pusiera la horas que necesita, sería carísimo», confiesa Dolores. 'Puntadas sin hilo' que, en este caso, encuentran su recompensa en forma de agradecimiento sincero.

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