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Sara Baras en Sombras. Santana de Yepes
Sara Baras: «Mi relación con Almería es muy bonita, me ha visto crecer, vuelvo a casa»
Entrevista

Sara Baras: «Mi relación con Almería es muy bonita, me ha visto crecer, vuelvo a casa»

Sombras llega al Centro Cultural de Adra el 16 de noviembre, después de haber recorrido los escenarios de medio mundo

maría torres

ADRA

Miércoles, 6 de noviembre 2019, 20:04

La casualidad ha querido que Sara Baras celebre el Día Internacional del Flamenco en Adra. Tras más de dos décadas 'zapateando' sobre los escenarios de medio mundo, la de San Fernando pisará las tablas del Centro Cultural de la ciudad milenaria con Sombras, su último espectáculo. Será el 16 de noviembre, a las nueve y media de la noche. Un privilegio para quienes admiran el talento, el arte y la maestría de la bailaora gaditana.

–¿Qué es Sombras para Sara Baras?

–Un cañonazo de energía. Celebramos 20 años de la compañía de flamenco a través de un viaje que va desde la farruca, que es mi sombra y mi palo favorito, y atraviesa distintos registros, colores, coreografías, instrumentos (...). Todo ello acompañado por los dibujos de Andrés Mérida y los textos de Santana de Yepes. Hay mucho trabajo. No es todo lo que se ve sino también todo lo que hay detrás.

–¿Por qué pone el acento en la farruca?

–Es muy especial para mí. La farruca me enseñó a ser valiente, respetando a los maestros, mostrando lo que llevas por dentro tal y como lo sientes. La primera vez que bailé este palo, hace más de 20 años, sólo lo bailaban los hombres. Representa el baile masculino y yo lo quise bailar con respeto, cariño y entrega. ¿Por qué no podía ponerme yo un pantalón y bailar? Las siluetas o sombras de la farruca son sobrias, elegantes y limpias. Además, es de los palos donde más femenina me siento. Antiguamente había mucha diferencia en el baile entre hombres y mujeres. El hombre zapateaba y la mujer movía la cadera. Hoy en día esto ha desaparecido y es muy bonito saber que podemos estudiar lo mismo y expresarlo de forma distinta.

–Con más de 20 años de trayectoria a sus espaldas y numerosos reconocimientos, ¿con qué se queda?

–Con el orgullo de no haber bajado nunca la guardia y de tener a mi lado un grupo que entrega el alma y el corazón de una forma honesta. También estoy muy agradecida con mi público, que es el que nos permite hacer soñar y seguir soñando.

–¿Qué conserva de aquella chiquilla que empezó en el mundo del flamenco de la mano de su madre?

–La ilusión. Soy incapaz de salir al escenario sin entregar el cien por cien. Nunca pensé que podía llegar ni a la mitad de lo que he llegado.

–¿Se sigue considerando valiente?

–Sí y, desde que soy madre, más. La maternidad le pega un vuelco a tu escala de valores y te hace más valiente. Si no arriesgas, no creces. Respeto al que se queda en lo que funciona, pero yo soy más de arriesgar.

–Cuando se llega tan lejos en lo profesional, ¿qué se queda por el camino en lo personal?

–Esta profesión es muy difícil y sacrificada, sí, pero muy gratificante. El sacrificio, además, es relativo. En mi caso, desde que soy mamá, no llevo bien separarme de mi hijo en las giras, pero peor sería no tener trabajo y no poder alimentarlo. Son muchas horas de ensayo, muchos viajes, te pierdes momentos familiares, pero también transmites a tu hijo los valores que lleva consigo el mundo del teatro y del baile.

–¿Cuáles son esos valores?

–La entrega, la lucha, el respeto, el trabajo en equipo, la importancia de mantenerte en forma, la honestidad. Esta profesión es una carrera de fondo en la que cada día luchas por ser mejor. Además, te da la oportunidad de aportar tu granito de arena. Yo soy madrina de la asociación Mi Princesa Rett (asociación dedicada a la investigación del síndrome de Rett, una patología neurológica que afecta a una de cada 10.000 niñas y provoca retraso mental y pérdida de capacidades motoras). Ayudar no es una obligación sino un privilegio.

–En pocos días se celebrará el Día del Flamenco y este domingo, elecciones nacionales. ¿Cree que actualmente el flamenco se encuentra suficientemente reconocido o que aún queda trabajo por hacer?

–El flamenco es un arte que nos representa en el mundo entero y es una parte muy importante de nuestra cultura. Sientes orgullo cuando, en los festivales de música más importantes del mundo, hay un día para el flamenco. Creo que el público de medio mundo tiene amor y respeto por el flamenco. Sin embargo, como valor cultural, creo que se le puede dar más entrega. Hay gente joven, que viene bailando fuerte, y no tiene suficientes oportunidades para desarrollar su carrera. En España hay que recordar que hay que ayudar los jóvenes para poder mantener vivo el flamenco.

–¿Algún consejo para estos 'valientes'?

–Que luchen con los ojos abiertos, que sí se puede y que los sueños se cumplen.

–Antes de finalizar, hablemos de Almería. ¿Qué le une a esta tierra?

–Almería es un tierra muy flamenca. He bailado mucho en Almería y hay artistas, como Tomate o Niño Josele, a quienes quiero mucho. Mi relación con Almería es muy bonita porque me ha visto crecer. Vuelvo a casa y, cada vez que lo hago, afronto un reto distinto.

–Con la Navidad a la vuelta de la esquina, ¿qué le pide Sara Baras al nuevo año?

–En 2020 seguiré centrada en Sombras. Le pido salud para atender a los míos, pero sobre todo pido más investigación para poder aliviar a las familias de la asociación Mi Princesa Rett. Ellas sí que lo necesitan. Los demás vamos tirando.

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