m. torres
ADRA
Viernes, 15 de octubre 2021, 00:22
La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, Sareb, se desvincula de cualquier responsabilidad derivada de la situación actual del antiguo hotel Mirador de Adra. Tras el cierre del inmueble hace ocho años, el también conocido como 'banco malo' ostenta el préstamo del promotor, pero no la propiedad. Por lo tanto, rechaza categóricamente hacerse cargo de los problemas vecinales originados por la ocupación ilegal de las habitaciones o por los actos vandálicos que se vienen registrando en su interior.
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En declaraciones a IDEAL, Sareb insiste en que el antiguo hotel sigue siendo propiedad de la empresa. «Nosotros no podemos ni tapiarlo ni intervenir, no es de nuestra propiedad», destacan desde la entidad. La «ejecución hipotecaria» que pesa sobre el dueño del inmueble sigue su curso y, mientras el proceso judicial no esté resuelto, no se podrá subastar. De momento, se encuentra en su fase inicial. Una vez terminado y en caso de que no existan personas ni empresas interesadas en comprar, el edificio pasaría a manos del 'banco malo'.
De forma paralela, el Ayuntamiento de Adra mantiene en curso el procedimiento judicial para su expropiación forzosa. Esta vía se antoja como la única solución para un hotel ubicado en primer línea de playa que, además, «se cae a trozos». Los desprendimientos registrados en su fachada y el riesgo de infección que suponía la acumulación de basura para quienes residen en los apartamentos colindantes obligaron al consistorio abderitano a solicitar una autorización judicial para intervenir. Además, se tapiaron puertas y ventanas, pero aún quedan recovecos por los que acceder. En lo que llevamos de mes, se han registrado dos incendios en el edificio y los indicios apuntan que son intencionados. No hay daños personales, las pérdidas materiales son de escasa consideración, pero los vecinos tienen «miedo». La empresa propietaria no responde y, desesperados, no saben a quién pedir responsabilidades.
Los apartamentos, alrededor de 40, conviven con las antiguas habitaciones del hotel en el mismo edificio. La mayoría están habitados durante todo el año. Las zonas comunes a las que, en principio, tenían acceso los propietarios -como la piscina o el gimnasio- ya han desaparecido. Desde su cierre, el complejo hotelero ha sido desvalijado. Se han llevado mobiliario y enseres sin vigilancia alguna. Su decadencia es tal que la restauración del inmueble podría alcanzar los cuatro millones de euros. Una cantidad a la que habría que sumar la compra de la propiedad, valorada en tres millones, y las deudas que arrastra con proveedores y administraciones. Aunque algunos inversores se han interesado por este hotel, su futuro es incierto.
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