Berja, con los libros a otra parte

La mudanza al Molino del Perrillo, aún en fase de transición, ha sido todo un acierto. La Biblioteca Municipal ha ganado espacio para duplicar los puestos de estudio, aumentar la zona de ordenadores, preservar la zona infantil, garantizar el silencio y ampliar la capacidad bibliográfica del servicio. En plena época de exámenes, la respuesta de los estudiantes ha sido automática. «Las instalaciones ahora son más cómodas y el uso de la sala de estudio ha aumentado de forma considerable», reconoce Rocío Domínguez, responsable de la Biblioteca Municipal. El horario también se ha ampliado. El servicio permanece disponible de lunes a sábado de nueve de la mañana a dos de la tarde y de cuatro a nueve de la tarde.

Divididas en plantas, las instalaciones lucen mobiliario nuevo en algunas zonas. En otras, se ha aprovechado el que ya existía. La planta baja se reserva a la zona infantil y a la hemeroteca. La primera planta, a la sala de préstamo y la segunda, a la sala de estudio y consulta. El Archivo Municipal está en la última. El edificio, cuya restauración ha finalizado recientemente, tiene conexión a internet y ofrece la posibilidad de cargar el teléfono desde el mismo puesto de estudio, entre otros detalles.

Pasado y presente

La Biblioteca Municipal de Berja presume de un enclave privilegiado. Construida en 1863 por la familia Lupión, el Molino del Perrillo está considerado una joya arquitectónica. La biblioteca ocupa sólo una parte del inmueble, pero luce distintos elementos que la hacen única. Según ha detallado a IDEAL el historiador Antonio Campos, algunas puertas y ventanas son originales. También los peldaños de la escalera, «de mármol y de una sola pieza», y parte de la rejería. Por sus dimensiones y diseño, destaca la reja que servía para delimitar las oficinas del minero de su vivienda particular. Además, flanqueado por doble acristalamiento para aislar a los lectores del sonido del agua, se conserva expuesto el cubo del antiguo molino que recogía el agua procedente de las fuentes Higuera y Almez. «Por aquí ha pasado históricamente y pasa la acequia que riega toda la vega de Berja y de ahí el nombre de la calle donde fue construido el Molino del Perrillo, calle del Agua», ha matizado Campos. Actualmente el agua sigue su curso en este punto.

Con 70 años de trayectoria, la biblioteca lleva por nombre Miguel de Cervantes. De entre sus volúmenes, destaca una biblia editada en el año 1848. El servicio, que se había quedado pequeño, hoy ocupa una de las casas burguesas más distinguidas de la localidad. Un privilegio para quienes se dejen sorprender por sus libros y por su historia.