«El 'alma mater'de un colegio es su conserje»
ENTREVISTA ·
José Martín, conserje del colegio Luis Vives de Dalías, se jubila después de 32 años de trabajoENTREVISTA ·
José Martín, conserje del colegio Luis Vives de Dalías, se jubila después de 32 años de trabajomaría torres
DALÍAS
Lunes, 21 de febrero 2022, 20:19
Se acabaron los madrugones para encender las luces del centro, abrir sus puertas y hacer sonar la sirena. José Martín se jubila después de toda una vida como conserje del colegio público Luis Vives de Dalías. Querido y respetado por decenas de generaciones, este daliense se despidió hace un par de semanas de la que ha sido «mi familia, mi casa y mi todo» durante 32 años.
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–En su último día de trabajo, le ordenaron reunir a los 360 alumnos del colegio en el patio para llevar a cabo un simulacro, pero se la jugaron.
–¡No me esperaba un homenaje así! ¡Estaban todos compinchados! Me dijeron que había que hacer un simulacro, que todos al patio, alumnos, profesores, limpiadoras, Policía Local... Sonó la sirena y, a continuación, una canción con la que me siento muy identificado, 'Pepe', de Rudi Ventura y su conjunto'. Todos los niños me hicieron un pasillo hasta el patio y allí estaba mi familia, el alcalde, concejales... Fue muy emotivo.
–¿Cuál ha sido su función en el centro?
–He hecho de todo. He sido pintor, albañil, electricista, vigilante... todo lo que fuese necesario para que el colegio funcionase correctamente, lo que me correspondía y lo que no. Mi vida era el colegio. Llegué a llevarme a 50 alumnos a varios campamentos, yo solo, todos a mi cargo. Hacías de padre, de abuelo y hasta de relaciones públicas. Me llamaban los padres para preguntarme por los niños. Eran otros tiempos, esto ya no se podría hacer.
–¿Es muy diferente el colegio de entonces y el de ahora?
–Yo empecé como conserje cuando se impartía clase por la tarde y cuando existía 7º y 8º de EGB. Antes el colegio era más familiar y ahora hay otras normas. Yo mismo he llevado a más de un niño al consultorio médico cuando se ponía malo. Esto ahora sería impensable.
–¿Cómo era un día cualquiera de trabajo?
–Me levantaba a las siete y media de la mañana, antes de que sonase el despertador. Abría las puertas, barría y vigilaba que todo estuviese listo a las nueve menos cuarto de la mañana. A las nueve menos cinco minutos suena la primera sirena. Desde el inicio de la pandemia, suenan dos más para que los niños no se agolpen en la puerta.
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–¿Qué ha sido lo más gratificante de ser conserje del colegio de su pueblo?
–La convivencia con los niños y con los maestros. Me he desvivido por los pequeños. Los conozco desde que entran con tres años y, desde ese momento, todos me llaman por mi nombre. También cuando me los cruzo por la calle. Por aquí he visto pasar a varias generaciones.
–¿Y lo más duro?
–Nada. Cuando haces las cosas con ganas y te gusta tu trabajo, no hay ninguna tarea que se te resista. Yo soy una persona que colabora con todo lo que puede. He sido entrenador de equipos de fútbol de las categorías de alevín e infantil de La Mojonera, Las Norias, El Ejido, Berja, Dalías y Adra. He sido jugador durante más de 40 años. Soy socio del Casino de Dalías y llevo 50 años portando al Cristo de la Luz, además de ser costalero del Padre Rubio y capataz del Viernes Santo. También participo en obras de teatro. Toco todos los palos (ríe).
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–Casado y padre de dos hijos, ¿cómo ha llevado vivir en la escuela con su familia?
–Yo tenía mi casa, pero me propusieron irme al colegio a vivir. Era más pequeña, pero hemos vivido a gusto. Iba por el colegio como si fuera mi casa. Ahora hemos vuelto a nuestra casa. Empiezo una nueva vida.
–¿Considera que está suficientemente valorado el trabajo de un conserje?
–El conserje es el 'alma mater' de un colegio. Los maestros van y vienen, los alumnos también, pero tú sigues ahí. Te lo conoces todo y te llaman para todo.
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-¿Cómo le gustaría que lo recordasen?
–Como una persona humilde, honesta, trabajadora, buena gente y amigo de todos. Yo guardo recuerdos muy bonitos de todos los maestros y de todas las promociones que han pasado por el colegio. Durante mi etapa como conserje, he trabajado con nueve equipos directivos diferentes y con todos e intentado colaborar para que todo saliera bien.
–Después de 32 años de trabajo y dedicación, ¿con qué se queda?
–Con el cariño de todos los niños que han pasado por este colegio, que han sido mi vida. Después de tantos años, es difícil asimilar que esto ha terminado, pero ahora dedicaré más tiempo a mi familia, a mis amigos, a mis tres nietos, al pádel... pero seguiré cerca del colegio para lo que necesiten.
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–Si volviera a nacer, ¿volvería a elegir este oficio?
–Sin dudarlo. No me arrepiento de nada. Me siento muy orgulloso de haber hecho bien mi trabajo y eso es lo que me llevo en definitiva.
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