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Las monjas de la Asunción se van de Dalías después de 50 años de servicio en el pueblo

Las monjas de la Asunción se van de Dalías después de 50 años de servicio en el pueblo

«Hemos estado donde se nos ha necesitado sin hacer ruido», indican las hermanas, aquejadas de falta de vocaciones

María Torres

Dalías

Sábado, 3 de agosto 2024

Septiembre de 1972. Dalías. Cuando la recogida de la uva daba de comer a la mayoría de los dalienses y la faena marcaba el ritmo de lo cotidiano, se detecta una necesidad imperiosa: el cuidado de los más pequeños. La Congregación de la Asunción asume el reto planteado por el párroco Don Francisco y crea y gestiona la «guardería laboral» Padre Rubio. Desde entonces, las religiosas siempre han estado presentes en la localidad: «Donde se nos ha necesitado, sin hacer ruido». Hasta hoy.

La falta de vocaciones en España ha diluido la continuidad en el tiempo de este «compromiso silencioso» que se engendró en Dalías hace más de 50 años. Las religiosas se marchan. «Dalías pierde una presencia evangélica muy importante, después de tantos años de dedicación y entrega», reconoce María José García, la primera religiosa daliense que se sumó a la Congregación de la Asunción cuando apenas tenía 20 años. «Mi vocación y mi llamada la descubrí con ellas», apunta.

Más allá de la oración y las necesidades de la vida contemplativa, la congregación afrontó un papel muy activo en Dalías. Gestionó la guardería Padre Rubio -siempre de la mano del Obispado de Almería y de la propia parroquia-, impartió catequesis a niños y jóvenes y visitó a los enfermos. Siempre al servicio de la comunidad cristiana, la llegada de la congregación a Dalías supuso un «despertar de la vida religiosa» que se ha mantenido hasta nuestros días.

El dato

1972

es el año que Dalías abrió sus brazos para recibir a la Congregación de la Asunción. Sus religiosas se hicieron cargo de crear y gestionar la «guardería laboral» Padre Rubio. Su papel en la vida cristiana del pueblo fue en aumento hasta convertirse en una pieza angular de la comunidad. Después de más de 50 años de dedicación y entrega, la congregación abandona su labor de comunidad en Dalías por falta de vocaciones religiosas para sustentarla.

Alojadas en una vivienda de la calle Padre Rubio, cinco religiosas han compartido «oración, misión y comunidad» en Dalías. La Congregación de la Asunción se caracteriza por llevar a término una vida rica en oración, activa en lo comunitario y comprometida con la educación como herramienta para transmitir la Palabra de Dios, «más allá de lo institucional». «En estos años se ha forjado una comunidad con el pueblo. La congregación ha estado presente en los grandes acontecimientos de Dalías, pero también en nacimientos y momentos del final de la vida», explica la religiosa.

Despedida

Con su marcha de Dalías, se cierra una etapa. En las últimas semanas, se han sucedido distintos actos de despedida. Los dalienses reconocen tantos años de entrega, dedicación y misión pastoral. «El Ayuntamiento de Dalías, en representación de todo el pueblo, queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a las religiosas de la Asunción por su invaluable contribución y por el amor y dedicación con los que han tocado las vidas y corazones de nuestros vecinos, mil gracias», declaró Francisco Lirola como máximo representante institucional de la localidad.

«En Dalías nos hemos sentido muy queridas, incluso, más de lo que nos merecemos. Estos días están resultando agridulces. Son días de acción de gracias por tanto recibido, pero también se cierra una etapa y eso siempre cuesta. Somos humanos», confiesa la religiosa. «El agradecimiento y el cariño que estamos recibiendo es mutuo. Aquí hemos echado raíces, hemos acompañado a muchas generaciones», aclara.

Faltan monjas

A juicio de esta religiosa, Dalías es víctima de la crisis de vocaciones religiosas que padece España, un país «muy secularizado». «Estamos viviendo un final de ciclo a todos los niveles. No se quieren compromisos permanentes. Vivimos momentos de dispersión», justifica para aclarar el momento actual. «Escuchar la llamada de Dios necesita un ritmo y un espacio. Si solo se entiende la vida religiosa como misión, hay muchas alternativas, pero la vida religiosa es mucho más. Es una fuerte experiencia con Dios, que te pide entregarlo todo. El cristianismo sin compromiso no es cristianismo», sostiene.

Para no romper el fuerte vínculo que une a las religiosas con Dalías, se mantendrá el grupo formado por laicos y religiosas que se creó para evangelizar a niños y jóvenes durante su tiempo libre: «Mantendrá viva la llama encendida durante tantos años». Sobre la posibilidad de un regresos de la comunidad, «solo Dios lo sabe». «Los caminos de Dios son inescrutables. Si nos pide volver, volveremos», concluye esta hija de Dalías.

La «llamada» de Dios contada en primera persona

María José García es religiosa desde hace 38 años. Sintió la «llamada» de Dios poco antes de cumplir la mayoría de edad. «Jamás pensé ser religiosa. Con 17 años participé en una experiencia organizada por la Congregación de la Asunción en un monasterio y encontré la respuesta a mis inquietudes. El sentido de la vida para mí es Jesucristo», explica a este periódico. «Terminé mi formación como técnico administrativo y quise trabajar en los almacenes durante un año, como una más. En 1986 marché para comenzar el proceso como religiosa hasta hacer los votos perpetuos, con 28 años, en la parroquia que vio crecer mi fe, la parroquia de Dalías», relata. De la Congregación de la Asunción, de la que forma parte desde entonces, destaca que se siente «plena»: «Es una fuente de vida de oración, misión y comunidad». María José es la primera hija de Dalías que es religiosa de la Asunción. Actualmente hay tres dalienses en esta congregación. Una de ellas, Lola Herrera Lirola, ha sido nombrada «provincial de las religiosas de la Asunción», es decir, responsable en España de esta congregación internacional.

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