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Clásicos Populares (XXX): los cines de Adra

Francisco Cuenca, colaborador de IDEAL ADRA&ALPUJARRA, recueda las salas más importantes que hubo: 'Daza', posteriormente llamado 'Albéniz', y el cine 'Capitol'

francisco cuenca

Martes, 1 de diciembre 2020, 11:48

Durante gran parte del siglo XX, el principal entretenimiento de los abderitanos fueron las salas de cine que albergaba nuestra población, sobre todo antes de que se impusiera en la mayoría de los hogares la moderna televisión. Después de la segunda Guerra Mundial se generalizaron los cines en la mayoría de las poblaciones, siendo en su mayoría películas estadounidenses y españolas las que se proyectaban. Americanas de todo tipo de géneros y españolas folclóricas en gran parte.

En Adra, las dos salas más importantes que hubo eran el cine 'Daza', posteriormente llamado 'Albéniz', y el cine 'Capitol'. El cine 'Daza' debía su nombre a la familia propietaria y estaba situado en la entrada del pueblo enfrente de lo que hoy es 'Tejidos Picón'. Ésta constaba de dos locales, uno con la sala de invierno y otro con la terraza del cine de verano. Era una sala grande que sobre los años cincuenta pasó a ser propiedad de Antonio Sánchez Jiménez que se dedicaba entre otras cosas a la compraventa de productos agrícolas y al transporte de mercancías con camiones. Cambió su nombre por el de cine 'Albéniz'. El cine fue reformado y prácticamente hasta la riada de 1973 gozó de gran éxito y afluencia de público. Según contaba mi padre a modo de anécdota (fue gerente del cine Albéniz los primeros años), a pesar de que se estrenaron gran cantidad de películas muy exitosas provenientes de Hollywood y las más renombradas producciones españolas, la película que tuvo más éxito con diferencia fue un film español que se titulaba 'Bronce y luna' que se estrenó en 1953 y que estaba protagonizada por José Suárez y Ana Esmeralda y dirigida por Javier Sedó. Llenaba una y otra vez la sala y tuvo gran aceptación entre la población de etnia gitana por su temática. Cuando el cine 'Albéniz' quedó destruido por las inundaciones entró en declive y posteriormente solamente se utilizaba en verano para espectáculos musicales en la época del destape y actuaciones sobre todo del género de la copla con artistas que estaban en declive. Hubo unos años en que la copla era un poco mal vista por motivos políticos. Una imagen icónica que recuerdo y extrapolable a cualquier cine de verano era la de la lagartija en medio de la pantalla.

El cine 'Capitol', situado en lo que hoy es la farmacia Espejo fue abierto por una sociedad formada por los hermanos Oliver y Don Gabino Domínguez. El local era alquilado a D. José Soler y tenía dos plantas, la platea y un palco grande que la gente denominaba gallinero y a sus lados dos pequeños palcos. De cine de verano le servía la terraza 'Casablanca' situada en el carril de Cuenca en lo que hoy es el edificio de Correos que era propiedad de la familia Utrera. El cine 'Capitol' aguantó hasta el principio de los años ochenta dedicándose en los últimos años a espacio de mítines políticos tan de moda en esa época. También quiero recordar que las carteleras que se situaban en el exterior de vez en cuando en los años de la transición aparecía colgada una tablilla con una S pintada, lo que indicaba el carácter semierótico de la película que se iba a proyectar.

Durante muchos años se distribuían por varios puntos de la población carteleras de las películas para atraer al público e informar de los próximos estrenos. Otra forma de promocionar la venta de entradas era poner un precio único para toda la población que era llamado «fémina», lo que provocaba largas colas y que la película durara varios días en cartel.

Posteriormente abrió el cine 'Bahía', que se ubicaba al final del Paseo de los Tristes y que era también una terraza de verano. Otros intentos más recientes han sido adecuar el patio del colegio San Fernando durante algunos veranos para proyectar películas. Tuvo gran éxito durante varios años y actualmente que tenemos un centro cultural digno de envidia en otras poblaciones se infrautiliza a mi modo de ver con el tema del cine por lo que la población se tiene que desplazar a poblaciones más lejanas.

El anecdotario del cine puede ser interminable, desde las veces que se cortaba la emisión por problemas técnicos y se vociferaba al operador, ya fuera un tal Pepe en los primeros años o la familia Moreno en el cine 'Capitol' que yo recuerdo. Pases de dibujos animados para los niños, películas con algunos distintivos por su temática, etcétera, están en el recuerdo de la mayoría de la población.

Los jóvenes de la actualidad jamás podrán saber lo que significaba el cine tal y como lo hemos vivido los que contamos con algunos años más. El chasquido de las pipas, las sillas más incómodas que pudiéramos imaginar, el sonido un poco rancio, la imagen con sus rayitas en la proyección, los cortes por supuesto, y tantos y tantos recuerdos hacen del cine un clásico popular con mayúsculas.

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