Borrar
Clásicos Populares (LIII): Sastrería Arabí

Clásicos Populares (LIII): Sastrería Arabí

OPINIÓN ·

«Muchos de los jóvenes no recordarán ni el negocio ni a Quini, pero estas líneas deben de servir para que no quede en el olvido parte de la vida de nuestro pueblo en el siglo pasado», relata Francisco Cuenca

FRANCISCO CUENCA

ADRA

Martes, 14 de febrero 2023, 13:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Un negocio abderitano ya desaparecido ocupa las líneas de esta serie de artículos en esta ocasión. La sastrería Arabí o, lo que es lo mismo, la vida de Joaquín Sánchez Lidueñ, conocido por todos como Quini el sastre o el maestro Quini. La sastrería toma su nombre del segundo apellido de su padre Manuel Sánchez Arabí, que lo fue también de otro clásico ya tratado anteriormente, Manolo Arabí.

Quini vino al mundo el 10 de mayo de 1934 y, desde muy pequeño, su abuela Joaquina le acerca al mundo de la costura, de modo que a los doce o trece años empieza como aprendiz en la sastrería de la calle Real de José Fernández, conocido por todos como Pepe el sastre. Como anécdota decir que Quini, desde el jardín que la sastrería tenía por detrás, lanzaba flores al jardín de la casa de al lado a modo de galantería a la que sería posteriormente su mujer, María del Carmen Cuéllar García, nacida el 20 de mayo de 1935. Allí permanece hasta que marcha a la mili a Granada. Una vez cumplido el servicio militar, Quini se desplaza a Madrid para estudiar la maestría en la academia que posee la sociedad de sastres de España y obtiene el título en 1954 (de ahí el apelativo cariñoso de maestro). A la vez que estudiaba por las mañanas, va aprendiendo el oficio por las tardes en la sastrería de un señor llamado Donato, que se ocupaba entre otras cosas de vestir a la clase política española de la época. Allí volvería Quini cada año en sus vacaciones de septiembre, junto a su esposa, para ponerse al día de los nuevos cortes y confecciones que se estilaban en cada temporada, lo cual hizo que fraguara una gran amistad con el dueño de la sastrería.

A mediados de la década de los cincuenta, Quini regresa a Adra y abre su propia sastrería en las traseras de la casa familiar. La casa daba al paseo marítimo, a la altura de la calle Tarrasa, y detrás tenía un patio con un jardín y al final una especie de local que ocupaba lo que hoy es el principio de la calle Fenicios, que en aquel entonces no existía. Contaba con varias mesas donde trabajaba el personal y un probador. La mayoría de ropa que se confeccionaba era de hombre. En 1960, Quini contrae matrimonio del que nacen dos hijos, Joaquín (Quini) el 24 de agosto de 1962 y Francisco, el 3 de agosto de 1969. La sastrería llega a contar con casi una treintena de costureras, especializadas algunas en pantalones, chaquetas, hilvanes, etcétera. En aquellos años toda la ropa se hacía de forma manual y muchas familias enviaban a sus hijas jóvenes para que aprendieran costura antes de casarse. Como me confiesan Francisco y su madre Carmela (que mantiene un estado de lucidez y de memoria espectacular a sus casi ochenta y ocho años), algunas costureras estuvieron muchos años en la sastrería con Quini y recuerdan entre otras a Trina Crespo, Isabel Fernández, Joaquina López, Paqui Fernández, Isabel Parrón, Encarna Crespo, Isabel Soler y por supuesto a Juan Ortega y su esposa Rosario Soler (se conocieron en la sastrería). A Juan le llamaban también Juan el de Quini o Juan el sastre. Es tal el cariño que les tenían las empleadas al matrimonio que fueron padrinos de boda y bautizo de muchas de ellas.

La familia se traslada a los recién construidos edificios de Viurba, cuando todavía no había nacido su segundo hijo, y abren la sastrería a principio de los años setenta en su última ubicación en la calle Tarrasa, esquina con la calle Fenicios. Quini hijo (triste y prematuramente fallecido) estudia a distancia la maestría en la academia de corte Rocosa, aunque nunca ejerció de sastre. Al fallecer Quini padre, el 11 de junio de 1992, es Juan Ortega el que ejerce de sastre pues también había estudiado la maestría y el hijo se encarga de la tintorería que abrieron en el mismo local a principio de los años ochenta con las máquinas que habían conseguido a través de Manolo Clavero un conocido de Málaga. En los últimos años Juan se traslada a otro local y Quini hijo cae enfermo por lo que el negocio cierra definitivamente. Actualmente el local está en venta.

Pero hablar del maestro Quini no son solo las fechas y datos que también son necesarios. Hay que destacar su generosidad con todos los abderitanos, dando facilidad en los pagos de las prendas que les hacía. También hay que recordar los muchos chatos de vino que dentro de la sastrería se bebieron los amigos que iban a visitarlo. Quini era un hombre popular, simpático, con don de gentes, amante del flamenco, no en vano fue socio fundador de la peña flamenca La Torre situada en sus comienzos en Viurba. Quini frecuentaba con sus amigos el bar Alfonso, el Gallo de oro, el Puerta del Sol, el Coines, el Mohoso entre otros. Le gustaba la charla, el cante cuanto más jondo mejor, y cultivaba las amistades con dedicación.

Muchos de los jóvenes no recordarán ni el negocio ni a Quini pero estas líneas deben de servir para que no quede en el olvido parte de la vida de nuestro pueblo en el siglo pasado. Además en este caso se trata de un oficio que, salvo en las grandes capitales y en la alta costura, se va perdiendo pues toda la ropa ya se comprar hecha. El arte de tomar medidas y sobre todo el corte de una tela para que quede perfecta no es nada fácil. Agradecer a su hijo Francisco, buen amigo, la colaboración y amabilidad con la que me ha atendido junto a su madre para poder escribir este artículo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Noticia patrocinada

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios