Clásicos Populares (XXVII): Antonio Alonso
Francisco Cuenca, colaborador de IDEAL ADRA&ALPUJARRA, rinde un homenaje en vida a Antonio, a Martirio y a un bar que olía a flamenco y a vino fino de Jerez
francisco cuenca
ADRA
Jueves, 23 de julio 2020, 19:19
Antonio Alonso Ruiz, que cumplirá el próximo 31 de julio 83 años de edad, reúne todos los merecimientos para engrosar esta lista de clásicos populares de la que nos ocupamos cada mes en este medio hace ya más de dos años. Antonio «El pascua», que es como se le conoce en el barrio de pescadería de la capital almeriense, comienza a colaborar con vendedores de pescado del mercado central de Almería a la temprana edad de ocho años. Tras colaborar en varios puestos da el salto a la hostelería con doce años engrosando las filas de los empleados del bar «Puerto Rico» situado en la Rambla Obispo Orberá, cerca de una actual tienda de deportes. De aquí pasa a un bar mítico de Almería, «El quinto toro», donde adquiere la experiencia necesaria en el sector. Con 20 años marcha al servicio militar a San Fernando, donde pasa dos años a bordo del Juan Sebastián Elcano a pesar de no saber nadar como bien me recuerda con su gracia habitual.
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Quiere la casualidad que allí entable una gran amistad con el abderitano Manuel Sánchez Suárez apodado «el gamberro», quien a la vuelta de la mili pasado un tiempo le propone venir a trabajar a Adra al entonces renombrado Hotel Abdera en el año 1962. Antonio accede pero cuando llega al citado establecimiento las condiciones laborales no se ajustaban a lo que él esperaba y al poco tiempo comienza a trabajar en el bar «La granja» durante once meses. Pero un hecho va a ligar a Antonio para siempre a nuestra localidad. Conoce a la que será su mujer, Martirio Antequera Rodríguez.
En el año 1963 Bretones, futbolista del Adra de entonces, regenta el bar «Florida», situado en lo que hoy es el bar «Coines», y como abandona el pueblo lo traspasa y es Antonio Alonso el que se queda con él. Al año siguiente Antonio y Martirio contraen matrimonio y el negocio marcha viento en popa con bastante clientela y aceptación en Adra. Antonio, para que le ayuden, se trae a sus dos hermanas (una de ellas es Ana, viuda de Cárceles) y a su hermano pequeño de Almería, y también le echa una mano su cuñado el conocido Paco Antequera. Por motivos familiares sus hermanos deben de retornar a la capital y es Martirio la que se encarga de la cocina del establecimiento. A su vez, nacen sus dos primeros hijos, Ana María y Pedro en 1965 y 1966, respectivamente, lo que carga de trabajo aún más a la mujer. Luego vendrían sus otros dos hijos Antonio Alberto y Sabrina (debo decir que todos ellos formidables personas).
Pero Antonio decide que no merece la pena tanto esfuerzo, sobre todo, de su mujer, a la que pretende darle más calidad de vida y traspasa el negocio. Recibe una oferta de trabajo de un amigo en Málaga pero no cuaja, y lo vuelven a llamar de «El quinto toro». Juan Leal, dueño del señero local de la capital, va a abrir en Aguadulce otro establecimiento llamado «Los Corales» y pretende que Antonio se quede de gerente del bar que ya conocía de joven.
Tampoco dura mucho la aventura porque Antonio recibe en 1967 una llamada de Andrés Linares, por aquellos entonces presidente del equipo de fútbol del pueblo y su entrenador Pontoni, que regentaba el bar del casino de Adra es el que propone a Antonio llevar el bar de la institución. La idea de regresar junto a la familia le seduce. Al marcharse Pontoni y darse una serie de circunstancias favorables le ofrecen pagar el traspaso del bar «Puerta del Sol, que entonces lo tenía su amigo de la mili Manuel Sánchez. Éste será, sin duda, alguna el local por el que será más recordado Antonio el de Almería, como era conocido hasta ese momento.
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El «Puerta del Sol» inaugura sus instalaciones con Antonio a su cargo el 13 de junio de 1968. Durante varias décadas estuvo al frente, hasta que en 1996 por motivos de salud decide dejarlo. El pequeño local sufre varias reformas, la más importante en 1991. Lo alquiló varias veces después de cerrar e incluso abrió durante una feria poste «Puerta del Sol», eran sus clientes y dos de las grandes aficiones de Antonio. El flamenco y el Athletic de Bilbao.
Por aquel pequeño negocio pasan todas las figuras del cante jondo nacional que vienen a actuar a nuestra localidad. Estamos hablando de Fosforito, José Menese, José Mercé, Rancapino, José de la Tomasa, etcétera, que pasan por allí después o antes de las actuaciones con los miembros de la peña y clientes asiduos: Lorenzo Fernández, Paco Antequera, Chema Martínez, Paco González y otros muchos.
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Se respira flamenco en el bar de Antonio. El vino fino de Jerez corre por su barra con absoluta naturalidad y los clientes más leales tiene su propia copa grabada con su nombre (mi padre era uno de ellos). Las tapas no son espectaculares en tamaño, pero sí en calidad, con ese saber hacer de Martirio en la cocina y la exquisitez de Antonio en la plancha. Toda su familia ha heredado su afición al equipo de fútbol del Athletic (en eso coincidimos como él bien sabe). Detrás de esa pequeña barra Antonio supo hacerse con un hueco dentro de la hostelería abderitana del siglo XX. En la actualidad una inmobiliaria ocupa el lugar de este recordado bar de Adra, el «Puerta del Sol».
Por último, debo decir que Antonio, de origen marinero, es muy devoto de nuestra Virgen del Carmen y es miembro de honor de su hermandad. Todavía recuerdo la fotografía del «Juan Sebastián Elcano» que adornaba una de sus paredes. Actualmente vive con algunos problemillas de salud junto a su mujer, pero su vitalidad sigue como siempre. Agradecer la colaboración a sus hijos y, cómo no, a Antonio y Martirio.
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