Clásicos Populares (XXXVII): Nicolás, 'el de la bodega'

Su primer trabajo lo desarrolla en la afamada y muy conocida bodega de Ramón Pérez donde va aprendiendo el oficio y se dedica sobre todo a rellenar garrafas de vino y a lavar botellas de las que se utilizaban en el local. Compagina la bodega con el trabajo de camarero en las verbenas del Hotel Abdera los domingos, festivos y fiestas navideñas. Uno de sus compañeros de la época era Miguel Fernández. Permanece en la bodega desde 1969 hasta el año 1977 en que debe marcharse al servicio militar.

Cuando vuelve y hasta el año 1980 trabaja en las alhóndigas Agrupa Adra y Merco Almería. Posteriormente y durante un año Nicolás engrosa la plantilla del bar 'Puerta del mar', más conocido por todos como el bar 'Los Pacos', ya que los dueños eran los cuñados Paco Salinas y Paco Díaz, situado en la plaza del ayuntamiento donde hoy se encuentra una sucursal bancaria. No dura mucho en este negocio ya que Nicolás consigue hacerse con la gerencia del bar del club de pensionistas en 1981. Este había abierto sus puertas en noviembre del año anterior. Allí permanecerá Nicolás hasta el año 1989.

Nicolás quería tener su propio negocio y durante varios años se dedica al reparto de bebidas por los establecimientos de Adra hasta que el 20 de diciembre de 1993 (tres días después de los terremotos como me confiesa) consigue hacer realidad su sueño y abre su negocio en la calle Nicaragua llamado 'La bodega de Nicolás', donde sigue actualmente pero por poco tiempo pues todo llega y la jubilación llamará a su puerta seguramente en fechas próximas, según me cuenta con cierta nostalgia. Durante algunos años compaginó el reparto con la bodega. Algunas de las mejores marcas de cerveza y vinos los trabajaba en exclusiva.

Además de los negocios donde ha trabajado Nicolás, también quiso el azar que Nicolás fuera el último que regentara la caseta popular de la feria de Adra en el polideportivo del colegio 'San Fernando', antes de ubicarse en el actual recinto ferial. Corría el año 1984.

Pero como siempre digo, estos son los fríos datos que también son necesarios. La bodega de Nicolás es mucho más, es cercanía, es trabajar con productos de gran calidad, es saber hacer, es un hacer de una tapa una exquisitez, es poner empeño y cariño en el trabajo diario, y por supuesto es un trato amable y amistoso con el cliente. Prueba de ello son los premios que ha obtenido en su fiel participación en los certámenes de tapas de Adra. En concreto entre los años 2013 y 2016 obtuvo un primer y segundo premio y además una mención especial a su magnífica tapa de melva canutera que tuve el placer de probar. Sus vinos, embutidos, ahumados y salazones son un placer cuando los degustas. Es algo distinto, pues se sale de la tradicional plancha para ofrecer al cliente otro tipo de tapeo, pero sin perder la idiosincrasia abderitana y la mayor calidad.

No quiero terminar este artículo sin desear a Nicolás que cuando llegue el momento del merecido descanso, lo disfrute de la mejor manera posiblejunto a su mujer, que siempre estuvo al pie del cañón junto a él. Es una faena para los clientes y amigos, pero todo llega y es comprensible, aunque echaremos de menos tomarnos un vino en «La bodega de Nicolás» y una tapa de melva, tocino con habas, jamón del bueno, o unos ahumados riquísimos.