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Río Adra. a. aguilera
Y llegó el gran día, 6 de septiembre de 1863

Y llegó el gran día, 6 de septiembre de 1863

OPINIÓN ·

José Albarracín dedica este artículo a rememorar el inicio del proyecto para encauzar el río Adra, una jornada que se celebró entonces por todo lo alto

josé albarracín

ADRA

Martes, 23 de marzo 2021, 11:01

Después de bastantes años, intentando varias corporaciones solucionar los problemas que ocasionaba el río Adra, llegó el día soñado para el comienzo del desvío de su cauce, y empieza hacerse realidad el domingo 6 de septiembre de 1863.

Este día, fue el señalado para la inauguración de las obras del corte y nuevo encauzamiento de este río, con el fin de dar a este acto toda la solemnidad que corresponde, y de tributar todas las gracias al todo poderoso, por el incomparable beneficio que dispensa a esta población, concediéndole la terminación de un proyecto del que dependen sus prosperidades y porvenir, y como consecuencia se van a desarrollar una serie de festividades.

Por orden cronológico, a las nueve de la mañana los miembros del Ayuntamiento Constitucional, D. José Mª Palomo, D. Francisco Carreño, D. Gaspar Benet, D. Juan de Palma, D. Luís Rodríguez, D. Cayetano Lirola, D. Antonio María Rodríguez, D. Antonio Arengo, D. Pedro Bru, D. Francisco Orts, D. Ignacio Medina, y D. Francisco Ramón Rodríguez, bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. Joaquín López, salieron de las Casas Consistoriales, llevando a la cabeza la banda de música militar vestida de gala, y se dirigieron de aquella forma a la casa de los Sres. Hijos de D. Manuel Agustín Heredia, alojamiento del Sr. D. Eduardo de Capelastegui, Gobernador Civil de la Provincia, a quién acompañaba como representantes de la casa contratista D. Matías J. Heredia y D. José de Burgos, y con carácter oficial las autoridades de la capital: D. Santiago de Sorva, Comandante Militar de Marina, D. José Dufoe, Administrador de Hacienda Pública, D. Elías Gnecco, Comandante de Carabineros, D. Eduardo Mojadas, Jefe Director de Ingenieros de Caminos, D. Emilio Roda, Ingeniero de Montes, D. José Frías, Ingeniero destinado a estas obras, D. Juan Moreno, Ingeniero del mismo ramo, D. José María Baldó, arquitecto provincial, D. Felipe Vilches, Diputado Provincial, D. Diego del Álamo, D. Felipe Ramírez y D. Miguel Ruíz de Villanueva, Oficiales del Gobierno de la Provincia, D. Fernando Roda, vicecónsul de Rusia, D. Cristóbal Espinosa, Facultativo de Sanidad, D. Juan Pedro Muñoz, Presbítero y Orador Sagrado, D. Francisco Jover, D. José Alcaraz, D. José Pesancho y D. José Roda Spencer, invitados, D. José Mariano Gallardo, Administrador de Aduanas de la Villa, D. José Ugarte, Ayudante Militar de Marina, D. Esteban de Morón, Administrador de Correos, D. José Caballo, Jefe de Carabineros, los vicecónsules de Dinamarca, Francia e Inglaterra, D. Diego Guerrero, D. F. Laffort y D. Federico Bur, D. Andrés Sánchez Villalobos, Contador de Aduana, y otros empleados de Hacienda y Sanidad con varias personas particulares de esta población.

En el orden competente y precedida de la música que tocaba por toda la Carrera piezas escogidas, se dirigió la comitiva a la Iglesia Parroquial, lujosamente decorada, donde ha tenido lugar la función religiosa preparada al efecto, y un solemne Te-Deum dispuesto al mismo fin, habiendo contribuido a la solemnidad del acto religioso, el discurso sagrado que pronunció el eminente orador D. Juan Pedro Muñoz, lleno de bellezas retóricas y de sublimes conceptos.

Concluida la Misa el Sr. Gobernador, con el Ayuntamiento y demás asistentes visitaron las Casas Consistoriales, teniendo lugar el repartimiento a los pobres de trescientas hogazas de pan, cuyo donativo habrá de repartirse al dia siguiente, en solemnidad de este fausto acontecimiento, retirándose después a la casa de alojamiento del Sr. Gobernador por el mismo orden y con el mismo acompañamiento y asistencia, hallándose la Carrera adornada con lujosas colgaduras, y siendo vitoreada por todo el tránsito S. M. la Reina, a quien bendice este pueblo agradecido a sus beneficios.

A las cinco de la tarde, reunido el Ayuntamiento y de más comitivas en la Casa del Sr. Gobernador, emprenden la marcha en dirección al cerro de Canales, precedidos de dicha autoridad, acompañados de los referidos señores D. Matías J. Heredia y D. José de Burgos, así como de nuestro clero parroquial.

La banda de música a la cabeza toca himnos marciales, y detrás de la música marchan en traje decente ciento cincuenta operarios con sus respectivas herramientas. En último término siguen las autoridades y convidados, y detrás de ellos un pueblo entero que clama y vitorea, por todas partes se oyen gritos de entusiasmo y aplausos.

La Carrera continúa vestida de gala y millares de cohetes cruzan el espacio. Así se camina hasta llegar al punto de Canales, donde la comitiva es saludada con salvas de artillería, y constituida en el paraje designado que señalaban los banderines colocados por los Ingenieros, tuvo lugar la ceremonia de bendecirse por nuestro clero el trazado del encauzamiento del Río, cuyo acto religioso presenció el pueblo de rodillas con las cabezas descubiertas, en medio del más profundo recogimiento, dando gracias al Altísimo por haberle concedido después de sus plegarias, el espectáculo del momento tan deseado.

Concluido aquel, el Sr. Gobernador tomó en sus manos la herramienta preparada por la Casa Contratista, y después de un elocuente discurso en que hizo comprender los adelantos de la Nación Española, bajo el feliz reinado de nuestra señora augusta Soberana Dª Isabel II, cuya protectora mano presta incremento progresivo a la industria, la agricultura y el comercio, así como a todos nuestros elementos de riqueza, llevando a los pueblos la vida y la abundancia. Al grito de viva la Reina, repetido como un solo eco por millones de voces, dio nuestra Autoridad los primeros picazos de desmonte, levantando porciones de fragmentos que fueron recogidos por la multitud como preciosas reliquias.

Concluido acto tan satisfactorio para esta población que cifra sus esperanzas en el nuevo encauzamiento de este Rio, queda la casa contratista en posesión de los derechos que se la han transferido por la subasta de las obras.

Toda la comitiva saludada por el eco del cañón que se confundía con los vítores y aplausos de la multitud, regresó por el mismo ordena esta Villa, encontrándola lujosamente iluminada en señal de fiesta y regocijo.

La herramienta (1)que ha servido para este acto, quedará depositada en las Casas Consistoriales, luego que pueda grabársele la inscripción que recuerde el uso que se ha hecho de la misma en este solemne día.

Prácticamente el contenido del artículo, coincide con el acta levantada por tal motivo.

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