La Mujer en la Historia: Día de la Paz
opinión ·
Artículo escrito por la docente Ana María Callejón, publicado en la edición impresa de IDEAL ADRA&ALPUJARRA en el mes de febreroana maría callejón
ADRA
Miércoles, 16 de marzo 2022, 18:49
Si preguntamos a alguien en la calle, el motivo por el que celebramos este día, casi seguro que nos diría que por la importancia de la obra de algún hombre que con su ejemplo de vida se merecía ese honor. Y efectivamente acertaría, ya que fue el día 30 de enero cuando se proclamó por la A.G. de la ONU como Día de la Paz y la No Violencia, por el asesinato de Mahatma Gandhi a manos de un fanático integrista hindú en 1948, quien no le perdonó la separación de India y Pakistán en 1947, tras la independencia de Reino Unido.
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La India era considerada la joya de la corona del Imperio Británico (sus asesinos, varios, lo acusaban de la muerte de 250.000 hindúes en Noakhali por musulmanes). Con el tiempo el Pakistán Oriental se convertiría en la actual Bangladesh, en 1971. Gandhi pasó su vida defendiendo la no violencia y la resistencia pacífica frente a Inglaterra, herramientas con las que consiguió que la India fuese un país libre, pero no sin pasar grandes períodos de su vida en la cárcel.
¡Qué contradicciones nos presenta la vida! Gandhi fue propuesto para el premio Nobel de la Paz hasta en 5 ocasiones y nunca se lo concedieron, hecho que nos da mucho en qué pensar. Otra contradicción, desde 1901, fecha en la que se concede este premio por primera vez, hasta hoy, se han concedido unos 135 galardones. Si nos preguntamos cuántas mujeres han merecido está distinción, veríamos que la proporción entre hombres y mujeres es muy negativa para estas últimas, unas 16. Trabajando cada una de las premiadas por conseguir una paz positiva, es decir, que se cumplan todos y cada uno de los derechos que todas las personas tenemos. Desde la 1ª en conseguir esta distinción en 1931, la estadounidense, James Addams, hasta la última, la periodista filipina, Mª Ressa, en 2021, por su lucha y denuncia del abuso de poder, del uso de la violencia y del creciente autoritarismo en su país.
Ya que la Paz no es ausencia de guerra, terrorismo o violencia de cualquier tipo, esa sería una Paz Negativa, hablamos de Paz Positiva cuando aquella se da en cualquier punto o lugar del mundo, en la que los niños y niñas están escolarizados, con derecho a la educación, en donde hay una sanidad pública que llega a toda la ciudadanía, en el que haya un respeto hacia el prójimo, en el que no hay pobreza, en el que haya libertad de opinión, trabajo digno para todas las personas, etcétera. Y ahí el incumplimiento de los derechos de las niñas y mujeres es apabullante. ¿Dónde están los derechos de las niñas y mujeres que son vendidas, secuestradas, por ejemplo, las aproximadamente 2.000 niñas y mujeres secuestradas por el grupo yihadista nigerianoBoko-Haram?
Algunas han sido obligadas a casarse con sus secuestradores, o han sido convertidas en esclavas sexuales. ¿Y de las que sufren mutilaciones? ¿Y las que son usadas como arma de guerra? ¿Y las asesinadas en todo el planeta por violencia de género? ¿Qué pasará en Afganistán, tras la toma del poder por los talibanes? Y tantos y tantos lugares y vejaciones más…
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Si tomamos como parámetros estas humillaciones, la Paz de la que gozan la mayoría de ellas es inexistente, ni negativa, ni positiva. La mujer desde su estatus, en países desarrollados, subdesarrollados o en vías de desarrollo, trabaja día a día por conseguir una paz positiva, pero hay poderes, bien sean económicos, políticos o procedentes de la fe, que no se lo permiten.
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