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El abanico, ‘la mejor medicina’ en el centro de salud de Adra

María Torres

Son las tres de la tarde de un domingo cualquiera del mes de julio. En la sala de espera del servicio de Urgencias del centro de salud de Adra aguardan, pacientemente y abanico en mano, una decena de personas. «El aire acondicionado del edificio no funciona desde hace dos años», denuncia un médico. Aunque se han habilitado dos ventiladores en cada una de las consultas, el problema lo sufren a partes iguales pacientes y personal sanitario. El termómetro marca 40 grados en la calle y el cambio de temperatura en el interior de estas instalaciones, inauguradas hace cuatro años, es imperceptible. «No se sabe si estamos mejor dentro o fuera. Qué calor, por Dios», se queja una mujer mientras abanica a su hija. «Le han salido unas manchas en la cara y no sabemos a qué se debe. Poca cosa, espero», comenta. Comparte espacio con otros pacientes. Cada uno con lo suyo. «Aquí no vamos a estar por gusto, pero es que esto no se puede soportar», añade otro. Si la espera desespera por regla general, más impaciente resulta cuando «nos falta la respiración». Pese a todo, no llega la sangre al río. Los abanicos funcionan a todo gas e impera la calma entre los usuarios. Son, ante todo, 'pacientes'. Según el personal consultado por IDEAL, el aire acondicionado «falla» desde hace dos años. «Traen una placa que funciona unos días y acaba rompiéndose», aclara. «Y esto no es nada», advierte: «Espérate a que sean las seis de la tarde y el sol cambie. Entonces, esto ya es un horno».